miércoles, 17 de junio de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 17 de junio del 2009
LA NECESARIA REPRESENTACIÓN DE LOS INDÍGENAS

El conflicto amazónico
Por: Franciso Díez Canseco

La médula del conflicto entre los pueblos amazónicos y el Gobierno no se encuentra en los controvertidos decretos legislativos que lo motivan, ni tampoco en el oportunismo político de ciertos sectores de la izquierda marxista peruana siempre a la búsqueda de las contradicciones del sistema democrático.

La esencia del levantamiento amazónico está en la falta de diálogo, en la visión que, desde su propia torre de marfil, tienen muchas veces quienes manejan la cosa pública desde los centros de poder capitalino y no perciben que allá, en el que de veras es el Perú profundo, se cocina la protesta por encima del raciocinio occidental y como consecuencia de décadas de marginación y falta de presencia del Estado.

No basta que las postas médicas sean sustituidas por periódicas incursiones de las brigadas de élite del Ministerio de Salud, o que se teorice sobre cómo lograr que voten en las elecciones ciudadanos peruanos que tienen que navegar por río un día entero para llegar a los centros de votación, y para quienes el DNI es un adorno que no van a lucir en la próxima fiesta comunal.

Tampoco, y esto es importante recalcarlo, será suficiente con las conclusiones de la mesa de diálogo, convocada por el presidente del Consejo de Ministros, a menos que se establezcan mecanismos permanentes, eficaces y representativos (no digitados) que permitan que nuestros hermanos de la Amazonía estén debidamente vinculados al poder político, ya que evidentemente quienes dicen representarlos en el Congreso no obtienen las curules con sus votos… ¡porque no votan!

Y es evidente la absoluta ineficiencia —¿o inexistencia?— de la Unidad de Prevención de Conflictos de la PCM, para la cual la Unión Europea ofreció un fondo de un millón de euros en las postrimerías del gobierno de Alejandro Toledo y luego a comienzos de este régimen, y que, según se informó en su oportunidad, debería encontrarse en plenas funciones.

Todo este escenario refleja que, al 2009, muy poco se ha avanzado en el proceso de integración —en cualquiera de sus acepciones— de las etnias amazónicas peruanas en nuestro país. Muestra, una vez más, que el Gobierno camina a paso lento e inefectivo en la prevención y solución de la protesta social, y pone en evidencia la imperiosa necesidad de un diálogo real y efectivo entre el poder político y los sectores marginados.

Todo ello es perfectamente viable si, más allá del cálculo coyuntural, se trabaja en función de los altos intereses de la patria.

PRESIDENTE DEL CONSEJO POR LA PAZ

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