El Comercio 28 de octubre del 2009
CUÁNDO DEJAREMOS DE TENER MIEDO A LO DIFERENTE
Discriminación laboral
Por: Carolina Benavides*
Según un informe del BID, nuestro país se encuentra entre los más discriminatorios de la región, en lo que atañe a la brecha salarial, por sexo y por etnicidad.
Consultada al respecto, la señora Temple, directora de DBM (El Comercio, 13/10/2009) señaló que las empresas de los países desarrollados consideran fundamental convocar a empleados de diferente sexo, origen étnico y orientación religiosa. De esta manera, no solo se sale al paso a un insoportable lastre social, sino que al mismo tiempo se acrecienta la productividad.
Este es un asunto central: la convivencia de lo diferente está en la raíz del desarrollo y de la creatividad. Es la confrontación cotidiana con quienes no nos reflejan, cual espejos, nuestra propia imagen, la que nos lleva adelante. Por el contrario, la uniformidad conduce a la exclusión, a la repetición eterna de lo mismo. Por cierto, para lograr un verdadero mestizaje, no es suficiente agrupar a personas de diferente sexo, raza y condición social. Es necesario despertar tempranamente la curiosidad respetuosa por el otro, propiciar la forja de una visión del mundo amplia, tolerante, cosmopolita, exenta de hipocresías. Asimismo, se requiere un liderazgo capaz de cohesionar las tendencias centrífugas propias de la heterogeneidad. Aquel ha de procurar persuadir a todos, pero no guiarse de quienes no quieren o no pueden entender razones, por más abultado que sea su volumen electoral. La autoridad representativa debe saber que, si bien podemos sentirnos atraídos por lo ajeno, hay recónditos temores que, colocados inconscientemente en el otro, erigen murallas de exclusión, tanto externas (playas con guachimanes, colegios monocolores, etc.), como internas (desconfianza que roza la paranoia). Es indispensable que quienes dirigen al país estén alertas para contener las angustias que se expresan como rechazo del que “no es como nosotros”. Y ¡ojo! que no hay mayor distancia entre tolerar únicamente al que posee el mismo color de piel o el mismo sexo, y la exigencia de unisonancia de pareceres.
Es imprescindible la disidencia, no solo tolerada, sino asumida como fundamental para alcanzar una comprensión matizada de las cosas.
En realidad lo que las empresas de avanzada propugnan es un modelo que reproduce la multiculturalidad, característica de las sociedades incluyentes que han asumido que el universo de tonalidades variopintas son los cimientos sobre los que edifican las grandes naciones, el medio donde brotan los espíritus verdaderamente innovadores. Nada de esto es posible cuando impera el oscurantismo, que transforma el miedo en prepotencia. Hay que resistir sus embates enfurecidos para mostrar a la ciudadanía que en nuestro país se ha maltratado, y hasta asesinado, a muchos que piensan distinto o que simplemente tenían un aspecto físico diferente.
Queda claro, aunque no lo parezca a primera vista, que cuestiones tan aparentemente disímiles guardan una estrecha relación estructural entre sí, tal como ocurre con numerosos peruanos que lucen tan dispares.
(*) Directora de Nexos Voluntarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario