lunes, 9 de noviembre de 2009

Ciencias Sociales

El Comercio 9 de noviembre del 2009

DEL CRIMEN COLECTIVO A LA CULTURA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Alemania: memoria y reconciliación
Por: Fernando Carvallo Periodista

En los abismos del terror y en el esfuerzo para reconstruirse material y moralmente, Alemania ha vivido una de las historias nacionales más aleccionadoras del siglo XX. El país que engendró el régimen nazi y el mayor crimen colectivo de la historia es hoy una democracia ejemplar que promueve la cultura de los derechos humanos y practica una activa política de memoria. La nación dividida durante la Guerra Fría en dos estados rivales supo restablecer su unidad de manera pacífica e integrar a su economía social de mercado a 17 millones de alemanes sometidos durante 40 años a un régimen socialista totalitario. La Fuerza Armada que combatió bajo órdenes de un tirano desquiciado y antisemita cumple hoy plenamente su papel de garante de la paz internacional en escenarios tan complicados como Afganistán. La ciudad dividida por un muro de piedras e intransigencia es una de las capitales más dinámicas de Europa, con una oferta cultural diversificada y una audacia urbanística sin precedentes en el viejo continente. La Cámara de Diputados, disuelta por Hitler al comienzo de su mandato, es actualmente la institución parlamentaria más visitada del mundo.

La reconciliación que hoy parece una evidencia lograda gracias a la proverbial disciplina del pueblo alemán no parecía tan evidente a los actores del proceso que se aceleró con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. El futuro canciller Gerhard Schroeder declaraba cinco meses antes que la posibilidad de la reunificación era “inexistente”. El gobierno de la República Federal (RFA) había invitado por primera vez al presidente de la República Democrática (RDA) en 1987, apenas dos años antes de que se le procesara y condenara por la muerte de ciudadanos que intentaban cruzar el muro (en total 270 durante sus 28 años de pétrea existencia).

Nadie imaginó que era posible privatizar en corto tiempo un total de 14.000 empresas públicas ineficientes y corruptas, que hasta 1989 generaban 80% del producto bruto de la RDA. Ingenio y consensos fueron necesarios para fusionar las respectivas Fuerzas Armadas, las compañías de ferrocarriles, de correos, de líneas aéreas y hasta las instituciones deportivas (incluyendo el campeonato nacional de fútbol). Berlín, símbolo y motor de la unidad alemana, unificó sin demora los concejos municipales de las dos partes de la ciudad que hasta entonces habían mantenido una rivalidad política, cultural y turística: el teatro de Brecht, la Filarmónica de von Karajan, el admirable museo de Pérgamo, la avenida Bajo los Tilos, la Puerta de Brandenburgo, el bosque de Grunewald, etc.

¿Por qué no se escogió el 9 de noviembre para celebrar el Día de la Unidad (único feriado fijado por ley federal) en vez del 3 de octubre, aniversario de la adhesión de la RDA a la constitución de la RFA? Probablemente para evitar el problema planteado por la memoria del sangriento pogromo del 9 de noviembre de 1938 que entró a la historia como “La noche de los cristales rotos”. Y es que todo ha sido pensado en Alemania para que las generaciones futuras aprendan del pasado. El presidente G. Heinemann podía declarar sin complejos en su ceremonia de investidura en 1969: “Hay patrias que son difíciles de asumir. Alemania es una de ellas. Pero es la nuestra”. Basta visitar los memoriales construidos en los campos de concentración, el Memorial del Holocausto junto a la sede de la Cancillería y los miles de museos que existen en los 16 estados federales para comprender que la transparencia frente al presente y el pasado es la mejor manera de garantizar la respetabilidad de las instituciones y el sano orgullo nacional.

No sorprende por eso que Alemania sea el país europeo más comprometido con la promoción de la memoria en sus países amigos. Al hacerlo en el Perú, transmite la lección de su propia historia que desde Humboldt hasta Angela Merkel sigue tejiendo lazos de amistad con la nuestra.

No hay comentarios: