El Comercio 29 de diciembre del 2009
PUNTO DE VISTA
El cambio en una década
Por: Pamela Cox Economista *
Hace diez años, América Latina recibió el nuevo siglo en medio de una profunda incertidumbre. La crisis financiera asiática y la suspensión de pagos de Rusia generaron un panorama desolador.
Incluso tras la recuperación asiática, América Latina siguió en apuros. En el 2001, la economía de Argentina colapsó y registró la más grande cesación de pagos de la historia. Para evitar un destino similar, Brasil obtuvo en el 2002 una línea de crédito de US$30.000 millones del FMI, la más grande en la historia del prestamista multilateral.
Hoy, la situación es muy distinta. Las crisis de pagos afectan a otras regiones, no a América Latina. Como destacan los funcionarios brasileños, han pasado de ser deudores a prestamistas. Por primera vez en la historia, Brasil recientemente le prestó US$10.000 millones al FMI.
Esto es particularmente esperanzador, teniendo en cuenta que la región acaba de resistir la peor recesión económica en 80 años.
La recuperación, el crecimiento y el fortalecimiento económico han aumentado la influencia política de los líderes regionales a escala global. El Grupo de los 20, que incluye a Argentina, Brasil y México, oficialmente reemplazó al G-7 como la plataforma oficial para la coordinación de políticas económicas. También continúan los planes de darles a las economías emergentes mayor voz y participación en el FMI y el Banco Mundial.
Claro que esta influencia ganada con esfuerzo no quiere decir que la región deje de enfrentar sus asignaturas pendientes. Es indispensable mejorar la competitividad. La región también necesita continuar diversificando, conectándose a otros mercados distintos del estadounidense. Como el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, indicó, “una economía multipolar menos dependiente del consumidor estadounidense será una economía mundial más estable”.
La región no puede continuar exportando más de lo mismo: materias primas. Agregar valor a sus productos y crear otros nuevos es imprescindible. Empero, el número de patentes en la región sigue siendo una fracción del emitido a inventores en Corea, China, India y Singapur. Las universidades funcionan desconectadas de la economía real.
En el frente social, antes de la crisis, la región había empezado a revertir por primera vez en los últimos 30 años la persistente inequidad, con 60 millones de personas que salían de la pobreza entre el 2002 y 2008. Sin embargo, aún no logra ofrecer oportunidades a todos sus ciudadanos.
A pesar de estos retos, América Latina está en mejor posición. En otras palabras, la región ha aprendido del pasado y enfila hacia un futuro mejor.
Pero el retorno al fuerte crecimiento de los últimos años no está garantizado.
Se requerirá de políticas proactivas y de largo plazo para así asegurar que la nueva década se convierta en una era de prosperidad compartida.VICEPRESIDENTA DEL BANCO MUNDIAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
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