miércoles, 11 de agosto de 2010

Ciencias Sociales






LA PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA

El sueño de la integración
Por: Ernesto Velit Analista político
Miércoles 11 de Agosto del 2010

En una reciente entrevista concedida al diario “Excelsior” de México (31/7/10), Enrique Iglesias, secretario general de la Secretaría General Iberoamericana, habla con claridad y lucidez de lo que significa el desafío de la integración latinoamericana para los países del continente.

Reconoce en las diferencias ideológicas uno de los obstáculos que dificultan más los esfuerzos y, también, en las amenazas de las transnacionales del crimen organizado y del narcotráfico, con sus grandes recursos financieros y su poder paramilitar, el factor desestabilizador de la democracia más presente en la realidad heterogénea de los países de la comunidad latinoamericana.

No se puede negar la viabilidad real de una integración de estados latinoamericanos, ni las experiencias exitosas de muchos países en el campo de lo político y económico que dan impulso a la gestión. Pero la transferencia de soberanía, la unidad monetaria, las inevitables interferencias procedentes principalmente de Estados Unidos y la Unión Europea ponen trabas a lo que ya significa un esfuerzo monumental.

América Latina busca definir sus espacios internacionales sin tutelajes de ninguna especie, es consciente de que las democracias regionales no han desarrollado en forma homogénea, siendo esto un elemento vital para la integración, pero sus logros tienen que ser la consecuencia de sus propios procesos, de sus propias responsabilidades, de sus legítimas iniciativas.

No se pueden ignorar, a juicio de Iglesias, los avances logrados en lo político y social. Los tiempos tristes de los militarismos, como él los llama, parecen superados, la democracia formal busca crecer con sus limitaciones frente a las demandas populares, la libertad en democracia pareciera no llegar a todos y la inseguridad personal abate a las sociedades ante la indiferencia del Estado.

Si bien explica que el militarismo, en América Latina, ha dejado de ser un peligro presente, el proceso de militarización en la lucha contra el crimen y el narcotráfico puede acarrear situaciones de violencia y muerte difíciles de controlar. Ejemplos abundan.

América Latina es un continente de extraordinarias riquezas naturales y de materias primas, además de contar con 550 millones de personas, que le permiten mostrar un enorme potencial para el desarrollo y la obligan a crear sus propios mecanismos de defensa sin necesidad de interferencias extranjeras que, como en el caso de bases militares norteamericanas, terminan convirtiéndose en elementos desestabilizadores de la gobernabilidad democrática.

Habla Iglesias del éxito y del valor integrador de los foros como las cumbres Unión Europea-América Latina y el Caribe. Se aceleran los procesos de asociación, se firman tratados birregionales y se incentiva el interés europeo por nuestro continente. No podemos negar que, con relación al compromiso europeo por nosotros, existen antecedentes culturales, de tradición y de una lectura común frente a acontecimientos internacionales, que han hecho dirigir la mirada europea hacia nuestro continente y reconocerle competencia, su condición de mercado comprador y, sobre todo, su crecimiento sostenido de los últimos quince años.

Europa comprende mejor hoy día a Latinoamérica. Existen aún estereotipos por superar, no estamos libres de radicalismos que distorsionan nuestra imagen en el radar europeo, hay demasiados claroscuros en nuestra democracia. Ningún país del continente está libre de estos cargos, consecuencia de nuestra abultada agenda donde la pobreza, los derechos humanos, el crimen organizado, la inseguridad, el narcotráfico luchan por ser privilegiados.

No dejemos que la batalla por la integración continental quede como otra tarea pendiente de nuestra generación.

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