PRÁCTICA SE HA EXTENDIDO POR TODOS LADOS Y AFECTA A LOS CONSUMIDORES
El millonario valor del redondeo
El redondeo de los precios de los productos valorizados en céntimos, común en supermercados, sigue extendiéndose en perjuicio de los consumidores. Esta práctica, que contraviene las normas del mercado, se afianza hoy también en farmacias, grifos, panaderías y estaciones de servicio y, por si no lo había notado, en los recibos que paga por los servicios de telefonía, luz y agua.
La cuadratura del redondeo es increíble. Es la teoría que más se aplica en los negocios, aun cuando el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi) estableció hace poco más de cinco años, a través de una resolución, disposiciones claras al respecto.
Sobre el tema, algunos de sus funcionarios dijeron que, según las normas vigentes (cuarta disposición complementaria del Texto Único Ordenado de la Ley de Protección al Consumidor), el redondeo de precios se puede dar siempre y cuando el consumidor sea informado en cada operación de consumo para que tenga la posibilidad de decidir.
Pero eso no es siempre así, pues en casi todos los supermercados se redondean los precios luego de pedir la donación del vuelto para causas sociales. En realidad la mayoría de los consumidores acepta esto, pero no por una práctica económica, sino para no pasar vergüenza al pedir sus céntimos frente a otros compradores que esperan para pagar y salir rápido del establecimiento.
DETALLES
Existe más de una razón por la cual los consumidores no reclaman sus vueltos en céntimos. Para el economista José Tavera, la primera de ellas sería el diminuto tamaño y escaso peso de las monedas. “Es un problema llevarlas en los bolsillos”, dijo.
La segunda —y como consecuencia de la primera— es que los comerciantes no las quieren recibir como parte de pago. Por ello redondean sus precios. Pero las monedas de un céntimo y cinco céntimos tienen valor y así será mientras el Banco Central de Reserva del Perú las considere como capital circulante.
Tercera razón: la falta de regulación del redondeo. Las normas existen pero no son claras y se requiere más claridad. Al menos es lo que se espera con el nuevo código de consumo.
¿A QUIÉNES AFECTA?
El redondeo de precios afecta más a los que manejan dinero en efectivo y no manejan una tarjeta de crédito o débito. Las compras con dinero plástico no generan vuelto. Los cajeros cobran la suma total.
En los grifos y estaciones de servicio el redondeo afecta a los automovilistas. La venta termina por lo general en céntimos que los despachadores no quieren reconocer. Son monedas que, al final, no ingresan a la contabilidad del grifo y representan pingües ganancias. Montos libres de impuestos que no ingresan tampoco a los libros de contabilidad del negocio.
SERVICIOS PÚBLICOS
Otro tanto pasa en los recibos de los servicios públicos. En algunos se redondea el saldo del mes actual, otros una parte del mes actual y del mes anterior. Un doble redondeo de cifras que, si se juntan en monedas de un céntimo o cinco céntimos, tendríamos una lluvia de monedas como la de la foto que acompaña este artículo.
Voceros de Luz del Sur y de otras empresas de servicios indicaron que ellos redondean al decimal y nunca en contra del cliente. Por ejemplo si este mes el recibo hubiera salido 59,19, el monto a pagar sería de 59,10. Los 9 céntimos por cobrar se suman a la factura siguiente. Si el próximo mes el consumo es por 58,15, se le agregan los 9 que quedaron pendientes y el resultado debería ser 58,24, pero se factura 58,20. Los 4 céntimos pendientes van al siguiente mes y así sucesivamente.
Una práctica no muy clara que podría evitarse si las empresas dieran igualmente los centavos de vuelto que corresponden y nada más. Más transparencia no le haría daño a nadie.
DEL CONSULTOR
La necesidad de ser transparente
Todo dependerá del cristal con que se mire. El tema del redondeo es una práctica que tiene años de debate. Y es que no puede verse todo con la misma perspectiva. Dependerá mucho del sistema de medición que se aplique, pues una cosa es el redondeo que se aplica en los supermercados y tiendas comerciales y otro el que se imprime en los recibos de los servicios públicos.
De un lado existe un marco regulador fijado por el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi); del otro, también lo hay, pero desde que se ratificó el sistema de medición de llamadas por segundo, en 1998, el tema nunca más fue tocado por las autoridades. Este sería un buen momento para que el redondeo vuelva a ser tema de debate público.
El tema de fondo, en realidad, es saber a quién beneficia hoy la práctica del redondeo: si busca el bienestar del negocio o busca finalmente el bienestar de los consumidores y usuarios. Ser transparentes en el mercado sería lo mejor.
JOSÉ GALLARDO KU. Coordinador de maestría en la Universidad Católica
Economista
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