«La buena información que está oculta es inútil; la mala información que está fácilmente disponible es nefasta»
jueves, 21 de octubre de 2010
Ciencias Sociales
ESPECIAL. ÁFRICA CENTRAL SE DESESTABILIZA
Acusaciones de genocidio en el Congo
Por: Débora Dongo Soria Saito *
Jueves 21 de Octubre del 2010
NUEVA YORK. Ruanda está teniendo un ‘déjà vu’. El exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hutu, ocurrido hace 16 años, fue el último genocidio reconocido de la historia reciente. Pero un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado a inicios de mes, acusa a Ruanda de cometer atrocidades contra los hutus en la vecina República Democrática del Congo (otrora Zaire) entre 1993 y el 2003. La indignación de Ruanda podría desestabilizar al África Central.
¿OTRO GENOCIDIO?
La investigación de la ONU sugiere que tropas del Frente Patriótico Ruandés, liderado por el general tutsi y ahora presidente de Ruanda, Paul Kagame, incursionaron en la República Democrática del Congo (RDC) para asesinar por venganza a decenas de miles de hutus, quienes mataron en Ruanda en 1994 a los tutsis. El mandatario habría recibido ayuda de la Alianza de las Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo y de soldados congoleños, ugandeses y otras milicias de la región de los Grandes Lagos de África.
La ONU señala que el Ejército ruandés no distinguió en sus crímenes entre civiles hutus –sobre todo mujeres y niños– y militantes de la Interahamwe (guerrilla hutu), por lo que plantea que los ataques se cometieron contra una etnia.
Considera, además, que los ataques podrían calificarse de genocidio si son probados ante un tribunal competente y recomienda procesar a los responsables. La RDC ha intentado, sin éxito, que se cree un tribunal específico para juzgar esos hechos. El único foro permanente para juzgar el genocidio es el Tribunal Penal Internacional en La Haya (Holanda).
Las acusaciones del informe suponen un estacazo al gobierno del presidente Kagame, que se encuentra en el poder desde el 2000 y que se atribuye la pacificación de Ruanda.
CRÍMENES Y CULPABLES
La investigación se inició en el 2005, dos años después de que entrase en vigor el acuerdo de paz en la RDC. El informe señala que se cometieron 617 incidentes graves, entre ellos mutilaciones, violaciones sexuales y a los derechos humanos, sobre todo durante las dos invasiones ruandesas a la RDC (1996-1998 y 1998-2001).
En el informe se acusa también a las fuerzas de Uganda de torturar a civiles, a la milicia de Angola de violar a mujeres y saquear hospitales, al Ejército de Chad de quemar casas y a las tropas de Zimbabue de perpetrar ataques aéreos indiscriminados.
Otros informes de la ONU relacionan, además, a las tropas de Ruanda y Uganda con el saqueo de minerales al este de la RDC, donde está el 80% de las reservas mundiales de coltan, un mineral esencial para la fabricación de teléfonos celulares y otros equipos de alta tecnología.
La insinuación de otro genocidio en África ya se había señalado en un informe preliminar de la ONU filtrado a fines de agosto en el diario francés “Le Monde”. El análisis final suaviza ciertas expresiones, pero no ha evitado la indignación de los países acusados.
LAS REACCIONES
Para la RDC, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, el informe es creíble y piden justicia.
La ministra ruandesa de Relaciones Exteriores, Louise Mushikiwabo, lo calificó, en cambio, de peligroso y como insulto a la historia. Cree que puede ser el detonante de una nueva oleada de inestabilidad en África.
La embajadora ruandesa ante la ONU en Ginebra, Venetia Sebundadi, no negó que se hayan cometido asesinatos, pero rechazó que hayan sido con la intención de destruir a una etnia. Dijo que su país evaluará retirar sus tropas de las misiones de paz internacionales.
El ministro de Relaciones Exteriores de Uganda, Kahamba Kutesa, advirtió también que el informe puede minar la participación de su país en la misión de paz en Sudán y sobre todo Somalia, a la que Uganda aporta la mayoría de los soldados que sostienen al gobierno de transición.
[*] Especial para El Comercio
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