«La buena información que está oculta es inútil; la mala información que está fácilmente disponible es nefasta»
martes, 1 de marzo de 2011
Ciencias
PROYECCIÓN CIENTÍFICA Y DESARROLLO
La ciencia y la tecnología como política de Estado
Por: Francisco Morales Bermúdez*
Martes 1 de Marzo del 2011
La política científica se ocupa inicialmente del empleo óptimo de la ciencia y la tecnología como agentes del crecimiento económico y del desarrollo humano.
La Unesco define la política científica como la suma de medidas legislativas y ejecutivas que se toman por el Estado para aumentar, organizar y utilizar el potencial científico y tecnológico, con el propósito de alcanzar los objetivos del desarrollo global del país y de mejorar su posición en el mundo.
Según este concepto, la política científica tiene dos aspectos principales: el desarrollo a largo plazo de un potencial nacional científico y tecnológico, y el empleo efectivo de este potencial para satisfacer las necesidades del desarrollo. Existe pues una interacción recíproca entre la planeación de la ciencia y la del desarrollo. En consecuencia, la proyección científica debe ser una parte integral de la concepción del desarrollo general, formando un sistema dinámico capaz de responder a los nuevos conocimientos, nuevas informaciones y circunstancias cambiantes. Por ello implica también utilizar en la mejor forma posible los conocimientos científicos y tecnológicos que se pueden obtener en otros países, mediante programas de asistencia técnica y transferencia directa.
Se necesitan coordinaciones institucionales interrelacionadas entre las universidades, los centros de investigación y los sectores económicos y sociales que aseguren que los programas de investigación y desarrollo sean correspondientes a los objetivos y que se obtengan resultados exitosos mediante la aplicación práctica.
La política científica debe abarcar, en esta forma, campos tales como los servicios de extensión agrícola, el mejoramiento de la producción industrial, la defensa del medio ambiente, el incremento del valor agregado, la investigación de propiedades medicinales de productos naturales, el desarrollo nuclear pacífico –en el que estamos tan atrasados–, etc.
El Estado debe establecer las reglas de juego que orienten el desarrollo científico a través de un programa flexible y de responsabilidades claramente establecidas, entre las cuales podemos destacar: definir la estructura y organización de un sistema nacional de ciencia y tecnología, establecer el marco normativo adecuado para la protección intelectual, fortalecer el papel promotor, catalizador y coordinador del órgano rector del sistema (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), fomentar un entorno favorable para la interacción de investigación y desarrollo entre las empresas, universidades y centros de investigación y, además, canalizar recursos importantes de fuente nacional y extranjera destinados a las actividades científicas y tecnológicas.
No hay duda de que si nuestro país quiere salir de un nivel de poco desarrollo y alcanzar metas superiores, requiere de un proyecto nacional factible en el largo plazo cuyo núcleo sea un plan de desarrollo viable de la investigación científica y tecnológica que dé frutos científicos, económicos y sociales, un plan no dirigista sino participativo, ligado a nuestra realidad, pero a su vez, conectado con el mundo que nos rodea. Esta es una exigencia prioritaria para el nuevo gobierno que el pueblo del Perú elija.
(*) Ex presidente del Perú
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