miércoles, 24 de agosto de 2011

Ciencias Sociales






ESFUERZO REGIONAL

Integración sudamericana avanza

Por: Ernesto Velit Granda Analista Político
Miércoles 24 de Agosto del 2011
Cuando los doce jefes de Estado de América del Sur firmaron el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), los especialistas calificaron el acto como “el más importante paso integracionista de la historia de la subregión”. La voluntad de construir una identidad y ciudadanía sudamericanas, unida al respeto irrestricto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los estados, señalaba una ruta de fortalecimiento del diálogo y reforzamiento de la búsqueda de coincidencias. Hubo desafíos y escepticismos desde el comienzo. No se creía en la necesidad de hacer crecer el espacio geopolítico ni en la decisión de vencer las asimetrías que dificultaron los esfuerzos de una integración equitativa.
El mundo vive hoy una eufórica aceleración de procesos de asociación: se firman tratados que en otras épocas se veían imposibles, se superan radicalismos esterilizantes y se busca terminar con los claroscuros que aún enturbian nuestras democracias y distorsionan la imagen de nuestros países.
En estos últimos días, como en la juramentación del presidente Humala, el nombre Unasur ocupó espacios destacados de la información internacional. El presidente habló de integración regional y lo hizo frente a los mandatarios de la región presentes.
La designación de Rafael Roncagliolo como canciller es una buena noticia para el país y sus relaciones internacionales. Su vocación integracionista y su largo recorrido por la paz y los derechos humanos son garantía de un compromiso ante la comunidad regional y por la imagen del Perú.
La carta fundacional de Unasur está a favor del desarme, de la no proliferación de armas nucleares y de la obligación de desminar las fronteras. Por este camino se llega a la construcción de un espacio integrado que compromete lo político, lo cultural, lo social y lo económico entre los pueblos que forman la organización.
El valor de este esfuerzo regional y sus principios rectores deja atrás una historia de aislacionismos ante la creación de un espacio que sirve como catalizador del desarrollo de los pueblos.
Las reuniones realizadas, escenario de diálogos concertadores, contribuyen al afianzamiento de los valores democráticos y defensa de los derechos humanos, lo cual alimenta una cultura de paz y facilita la construcción de consensos que ayudan a la convivencia civilizada y a la proscripción de opciones violentistas. Pero la participación ciudadana en la tarea integracionista es fundamental. Es una suerte de columna vertebral y para ello es preciso que desde el Gobierno se creen los canales de interacción efectiva, transparente y plural, entre los actores sociales que forman las diversas instancias de Unasur. Su potencial está distribuido entre los 500 millones de sus habitantes, en sus reservas naturales, en su Amazonía reguladora del equilibrio ecológico del planeta, en su biodiversidad sorprendente y en sus espacios étnicos mensajeros de una nueva cosmovisión. Desde aquí nuestra confianza en el compromiso del nuevo Gobierno con la integración. Compromiso hecho público en las palabras del presidente y de su canciller.

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