PUNTO DE VISTA
Banana Republic
Por: Óscar Ugarteche Economista (*)
La dimensión del problema del 2007 en adelante fue menos evidente para Estados Unidos, que con una altísima deuda interna por consumo, no se esperaba que fuera a entrar en una espiral contractiva marcada. Se pensó que habría un ajuste en las cuentas hipotecarias y se retomaría el camino del crecimiento. No fue así.
J.P. Morgan prevé recesión en Estados Unidos en el semestre entrante y los años venideros. Los pronósticos europeos, aunque fueron mejores, se han deteriorado. Lo que empezó como un problema de finanzas, como en 1929, se está transformando en un problema mayor de paradigma productivo y de reglas del juego; es decir, de paradigma teórico y tecnológico. Los ajustes económicos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo le piden a los europeos, no obstante, son análogos a los que le pedían a América Latina en su tiempo, aunque lo que haya causado esta crisis sea la teoría donde los mercados desregulados resuelven sus propios problemas y a menor intervención del Estado mayor crecimiento económico. Mientras el sector financiero no necesite ayuda del Estado, claro. Ni las corporaciones.
La forma de resolución de los límites de endeudamiento en Estados Unidos ha venido a demostrar que los republicanos están dispuestos a sacrificar la economía de Estados Unidos con tal de que el presidente Barack Obama no salga reelegido. Pueden quebrar su país con tal de que no les suban los impuestos al 0,01% de la población beneficiado con la reducción de impuestos a los más ricos.
La calificadora de riesgo global de la China, Dagong, rebajó la calificación de riesgo de Estados Unidos de A+ a A-. Esta es la única empresa calificadora no estadounidense que provee a los inversionistas asiáticos criterios de inversión. Dijeron “los defectos en la estructura política expuesta en la lucha de los dos partidos indican que el gobierno de los Estados Unidos tiene dificultad en la resolución de la crisis soberana de deudas en última instancia. El interés y la seguridad de acreedores de los Estados Unidos carecen de una garantía de los sistemas político y económico”.
(*) Investigador titular del IIEC-UNAM
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