sábado, 17 de septiembre de 2011

Ciencias Sociales






A PROPÓSITO DEL 11 DE SETIEMBRE

Consideraciones sobre la violencia

Por: Francisco Miró Quesada Rada Director
Sábado 17 de Setiembre del 2011
Han tenido que surgir textos e imágenes cuando el mundo conmemoró el fatídico 11 de setiembre, pero también aunque a menor escala hemos tenido textos e imágenes por la década cuando se firmó en Lima la Carta Democrática Americana.
Nítida y clara contradicción de la vida entre los humanos que a lo largo de la historia nos hemos debatido entre la violencia y la paz. Debemos entendernos, pues, en esa contradicción entre la fuerza bruta que lo destruye todo y la razón que construye. ¿Es el tema de la violencia un problema biológico, psicológico, social o cultural? Se ha debatido mucho este tema y seguramente el debate continuará. Algunos biólogos y genetistas sostienen que tenemos una violencia “media” en la escala de violencia que existe entre los mamíferos. Si tuviéramos la casi nula violencia del cordero de repente no hubiéramos creado civilizaciones, pero si tuviéramos la violencia del mandril hace rato que hubiéramos tirado la bomba atómica y las civilizaciones desaparecerían.
Si nuestra violencia es “media”, entonces puede ser controlada, pero se la puede controlar “a medias”, vale este juego de palabras para precisar que tenemos conciencia de las opciones para controlar la violencia, pero que también no podemos controlarla toda, porque esta tiene una serie de manifestaciones y variadas formas en que se manifiesta.
Desde el punto de vista político las grandes revoluciones son violentas, pero también hay violencia contrarrevolucionaria para mantener un sistema e igualmente la violencia institucionalizada del Estado reconocida por la ley y ejercida por la autoridad. La violencia institucionalizada es una forma de agresión contra el individuo, la no institucionalizada lo es contra las instituciones y las personas.
TIPOS DE VIOLENCIA
Desde el psicoanálisis, por ejemplo, Fromm distingue entre la violencia reactiva (legítima defensa) y la vengativa, que es patológica porque a diferencia de la reactiva, que tiende a evitar un daño mayor, esta amenaza la vida. Este tipo de violencia está relacionada con la impotencia para superar una condición de frustración producto de la marginación social. Desde luego existe una relación entre la violencia y la marginación social, pero no siempre esta situación es necesariamente la causa.
Fromm habla también de la violencia compensadora, es aquella que sustituye la actividad producto de una persona impotente. Es el caso de individuos impotentes, no necesariamente sexuales, porque no pueden actuar, condición que les produce un fuerte sufrimiento. Por ello para buscar el equilibrio de su impotencia se someten a quien o quienes tienen poder y se identifican con ellos.
En muchos casos el ser violento tiende al control completo de las cosas, de las personas y animales. Tiene un fuerte impulso hacia el sadismo. No aman sino poseen. Convierten al prójimo en cosa porque este es el fin del sádico. La personalidad destructiva, tanto activa (sadismo) como pasiva (masoquismo), es algolágnica, de Algonia: algos-dolor, lagneia-lascivia.
Los delincuentes, terroristas, dictadores y personas perversas que destruyen, porque no aman la vida del otro, son de esta especie de conducta. Pero como el ser humano es un “ser racional” trata de justificar su violencia a través de teorizaciones de diversa índole, social, político-ideológica y religiosa. De esta manera la violencia queda “sacralizada”, porque se aplica bajo el fundamento de un fin supremo: la justicia, un mundo mejor, en nombre de Dios, el mantenimiento del sistema, etc. Sin embargo, por encima de estas creencias la violencia es en el fondo un fin en sí mismo.
Pero ¿qué se puede decir de la reactiva, que se acepta como defensa propia? Los no violentistas dicen que aun en este caso no debe haber violencia, algunos budistas por ejemplo. Sin embargo, si alguien nos quiere matar nos defendemos y hasta podemos matar al agresor. Si una nación ataca a otra esta moviliza su ejército para defenderse del agresor, si un tirano feroz mata a todo adversario para mantenerse en el poder también usamos la violencia como último recurso para defendernos de esa agresión y, claro, a la delincuencia el Estado, a través de la policía, los reprime con violencia.
El asunto es saber distinguir cuándo la violencia es vengativa y compensadora y cuándo debe ser reactiva. Existen medios para hacer esta distinción. La destrucción de las Torres Gemelas fue vengativa, según los terroristas con una doble justificación, religiosa porque se inmolaron en nombre de Alá y política para golpear el corazón del capitalismo y en términos mayores la cultura occidental. Pero este feroz y repudiable acto sirvió para justificar otras formas de violencia por el agredido, entrando en guerras focalizadas.
CONTROL DE LA VIOLENCIA
La violencia, entonces, genera violencia y si esta continúa puede ser interminable; sin embargo, los seres humanos conscientes en su mayoría de que la violencia nos daña, hemos sabido limitarla y combatirla a través del Derecho, la educación, la lucha contra la pobreza y la marginación social. Esta lucha continúa y seguramente continuará por muchos años. Quizá de repente, a futuro, una alianza entre la ética y la ciencia la habrán limitado aun más. Debe prevalecer el discurso de la no violencia para ello.
Cosa curiosa, el siglo XXI se inició con un acto de violencia, pero el siglo XX también durante la llamada guerra de los bóeres en la actual República Sudafricana. Un pesimista dirá que jamás saldremos de este embrollo. Un ingenuo dirá que sí, pero un realista crítico dirá que poco a poco, dada ciertas condiciones, la violencia podrá ir desapareciendo.
Mientras tanto los hechos de violencia, las medidas contra ella y la polémica que ambas situaciones generan continuarán en el centro de la historia.

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