viernes, 16 de septiembre de 2011

Ciencias Sociales






PUNTO DE VISTA

Cadena de valores

Por: José Salazar A Comunicador (*)
Viernes 16 de Setiembre del 2011
Muchas veces las organizaciones asumen que la responsabilidad social (RS) culmina cuando ellas aplican algún tipo de programa o actividad. Sin embargo, la RS no tiene por qué quedarse solo en casa, sino que debe atravesar la frontera interna y extenderse hacia sus diversos grupos de interés, generando de este modo una cadena de valor.
Una forma de hacerlo, por ejemplo, es exigir que cualquier proveedor de bienes y servicios que desee hacer negocios con la empresa tenga los principios éticos y legales bien definidos, aplique altos estándares medioambientales y, sobre todo, buenas prácticas laborales.
Hace algunos años, Nike se vio envuelta en un escándalo luego de que activistas en derechos laborales denunciaran los abusos que se cometían contra los trabajadores de algunas fábricas de productos de esa marca en Asia. Luego de una investigación interna, la empresa admitió la falta y se comprometió a solucionar estos abusos. La transnacional superó este incidente, estableció mecanismos de control muy agresivos y hoy es considerada una líder en el tema de RS.
En agosto de este año, la famosa cadena de ropa Zara también sufrió un duro golpe en su reputación corporativa al ser denunciada por utilizar trabajo esclavo en talleres textiles de Brasil. La denuncia fue muy grave para esta empresa internacional, pues se trata de un grupo que justamente destacaba por su trabajo con la cadena de valor en su producción.
Un buen ejemplo lo constituye Nokia, reconocida por sus buenas prácticas de conservación del medio ambiente. La empresa exige a sus proveedores que tengan un sistema de gestión ambiental y, además, un registro de las materias primas incluidas en los productos. De esta forma, se cuida de que no incluyan algunas sustancias que la transnacional previamente ha prohibido.
En definitiva, las empresas que apuestan por la RS deben realizar un esfuerzo adicional y comprometerse a supervisar la amplia cadena de suministros: compra de materia prima, elaboración del producto y distribución al consumidor final. La supervisión de proveedores y subcontratistas refuerza la cadena de valor y busca el compromiso de todos con las buenas prácticas responsables.
(*) Experto en comunicación y responsabilidad social

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