COMENTARIO DEL EDITOR
Lo que no necesita hacer el presidente
Por: Juan Paredes Castro
Una tiene que ver sobre si el presidente Ollanta Humala (también comandante en retiro del Ejército) tiene entre sus planes copar políticamente los altos mandos de las FF.AA., a través de compañeros de promoción divididos hoy entre los rangos de coroneles y generales de brigada recién ascendidos.
La otra gira sobre una preocupación más amplia: si el proyecto cívico-militar que pudiera estar incubando el gobierno tendría una derivación autoritaria de insospechables consecuencias, casi como ocurrió con Alberto Fujimori.
La diferencia consistiría en que un posible autoritarismo de Humala favorecería, como hasta hoy, el desarrollo de la economía de mercado, sobre dos pilares fuertes: la inclusión social y la anticorrupción. El problema es que vaya por donde vaya todo autoritarismo acaba en corrupción y en la violación de los derechos humanos.
Ante interrogantes y preocupaciones de este tipo, sería deseable que la reestructuración militar y policial en marcha, con ascensos y podas de por medio, corresponda, como debe ser, a las necesidades de modernización y eficiencia de los cuadros de oficiales de todos los niveles en los delicados campos de la defensa nacional y del orden interno.
Si el propósito de lo que estamos viendo no es este sino otro muy distinto, habría razones para creer en las hipótesis planteadas al comienzo y en el temor alimentado por los propios hechos dentro de los cuarteles.
Humala, como comandante supremo de las FF.AA. y policiales, no necesita copar mandos, cuadros ni tropas. Le basta y sobra la prerrogativa de subordinación de la estructura militar al poder político. Eso es lo democrático y constitucional. ¿Para qué copar lo que leal, legal e institucionalmente tiene consigo en un solo puño?
¿Querría Humala, como presidente, compartir el poder con los militares, emulando a Fujimori? Ceder a ello supondría debilidad política en busca de un respaldo militar innecesario.
Por último, nuestro sistema democrático dispone de todos los recursos y poderes coercitivos para ejercer autoridad y gobernabilidad, sin tener que pasar por conatos autoritarios ni proyectos de ruptura constitucional.
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