miércoles, 21 de marzo de 2012

Ciencia, tecnología y ambiente







Un ingeniero inglés quiere blanquear las nubes para salvar el hielo del Ártico

El científico británico propone lanzar agua salada al cielo para que las nubes reflejen mejor los rayos solares. Para sus críticos, un mal cálculo causaría el efecto contrario
Miércoles 21 de Marzo del 2012
Stephen Salter ha propuesto ante el Parlamento británico levantar 100 torres refrigerantes para preservar el hielo del Ártico y así evitar las emisiones de metano desde el fondo del mar. Se trata de la adecuación de su proyecto creado en el 2004.
Londres [EFE]. El deshielo del Ártico puede provocar la emisión de gas metano, una amenaza que preocupa a los científicos y que un ingeniero británico propone evitar mediante torres refrigeradoras que hagan bajar la temperatura de la región.
Varios estudios científicos han intentado medir el impacto que tendría sobre la atmósfera la liberación de metano, un gas más contaminante y duradero que el dióxido de carbono (CO2), que actualmente está atrapado en el fondo del mar y cuyas burbujas se pueden observar sobre el hielo que se está derritiendo.
En una reunión con diputados en el Parlamento británico hace unos días, un equipo de expertos –entre los que figuraba el ingeniero emérito de la Universidad de Edimburgo Stephen Salter– calificó esta amenaza de “emergencia planetaria”.
Alternativa
Salter propuso la construcción de un centenar de torres refrigeradoras que emitirían agua marina a la atmósfera, tal como sucede con un spray, con la que espera hacer bajar la temperatura, según explicó a Efe el científico.
Anteriormente, el investigador británico ya había apostado por refrescar la atmósfera mediante un sistema parecido, construido sobre barcos. Esa modalidad se descartó ahora porque “la situación es tan seria que las embarcaciones podrían requerir mucho tiempo”.
Los lugares más apropiados para su construcción serían las islas Feroe (en el Atlántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia) o algún otro archipiélago en el estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska.
En verano, estas torres de 10 metros y alimentadas con energía renovable, pulverizarían agua salada hacia las corrientes de aire, que “desplazarían el residuo de sal hacia el interior de las nubes en unas pocas horas”, detalló el experto.
El proceso se basa en la idea de refrescar el ambiente mediante el blanqueo de las nubes, es decir, emitir gotas de agua salada que hagan que sean más blancas y que reflejen mejor los rayos del Sol, un efecto parecido al que causa la erupción de un volcán.
En el 2011, las regiones del Ártico registraron las temperaturas más altas de los últimos 50 años, entre 3° C y 4° C por encima de la media anual, según datos del Instituto de Investigaciones del Ártico y la Antártida.
Sin embargo, lo que de verdad preocupa a los científicos es la reducción de la masa total de los hielos, que en la actualidad es del 55 % en comparación con el promedio de las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado.
Los críticos de la propuesta de Salter argumentan que un cálculo erróneo del tamaño de las gotas de agua emitidas por las torres refrigerantes provocaría el efecto contrario al que se quiere conseguir, es decir, subiría más aun la temperatura. Sin embargo, Salter confía en que la investigación de distintos modelos climáticos ayude a identificar mejor los riesgos.
ALTA INVERSIÓN
PRESUPUESTO ESPECIAL
Construir cada torre costará unos US$316.000. Las cien necesarias estarían listas en un año y medio.

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