viernes, 9 de marzo de 2012

Convivencia y normas educativas






FILOSOFEMAS

El Día de la Mujer

Por: Francisco Miró Quesada Cantuarias Director general
Viernes 9 de Marzo del 2012
La pregunta que nos viene a la mente cuando se celebra el Día de la Mujer es: ¿Por qué no hay un día del hombre? La respuesta es fácil: porque el hombre ha sido el factor dominante desde tiempos inmemoriales. El dominio se debe, como es evidente, a que el hombre es mucho más fuerte que la mujer y, por eso, siempre impuso su voluntad respecto de las decisiones de la pareja o de la hija. En relación con la madre, la situación es más complicada, pues generalmente hay una relación de respeto y, muchas veces, de amor. Pero también hay casos en que el hijo no respeta a la madre y la obliga a hacer lo que quiera.
Cuando se analiza la relación hombre-mujer a través de la historia, se ve que en la antigüedad el dominio del primero sobre la segunda era mucho más fuerte que en épocas recientes. Mas, por una serie de circunstancias, ha ido disminuyendo gradualmente. Es difícil analizar con precisión cuáles han sido esas circunstancias. Trataré de decir algo sobre algunas de ellas. La primera es la racionalidad. El hombre se va dando cuenta de que la mujer es tan inteligente como él, que tiene la facultad de ser madre y que la vida de la humanidad depende de ella. Además, es atraído por su belleza, aunque no siempre. Pero racionalmente, esto no significa que por el hecho de que no atraigan deban ser dominadas o despreciadas, y puede haber entre ellas algunas con una inteligencia superior.
El dominio del hombre sobre la mujer varía según las diferentes culturas. En la civilización musulmana clásica, las mujeres debían ir cubiertas de la cabeza a los pies y solo tenían dos agujeros al nivel de los ojos para que pudieran ver por dónde caminaban y un pequeño agujero en la parte de la nariz, para que pudieran respirar. Las mujeres tenían que vestirse así, porque eran propiedad de los hombres. Los musulmanes eran celosos y no querían que los demás vieran a sus mujeres. Hoy las cosas han cambiado, y hay pueblos musulmanes en que las mujeres se visten como en Europa. Pero aún hay países que mantienen la vieja usanza.
Un ejemplo increíble respecto del dominio del hombre sobre la mujer es lo que sucedió en un concilio en que se planteó el debate de si la mujer tenía alma o carecía de ella. Cuando se escribe sobre algo que ha existido universalmente, siempre hay que plantear el problema de las excepciones. ¿Hay casos en la historia en que el sexo dominante haya sido el femenino? En algunos lugares de la India hubo matriarcados, o sea, las que gobernaban eran mujeres. Pero, por falta de datos, no se sabe si la matriarca era quien realmente ejercía el mando o si era un título relacionado con las líneas de sucesión.
Por ese dominio, la forma en que se organizaba el matrimonio era impuesta por el hombre. En los pueblos cristianos existía, y existe hasta hoy, la monogamia, que nos viene desde que nace el cristianismo. En los pueblos musulmanes un hombre puede tener hasta cuatro esposas.
Y regresando a las excepciones, existía antiguamente en Hawái una forma de matrimonio llamado ‘punalúa’, en que un grupo de hombres se unía a un grupo de mujeres y todos se acostaban con todas, indiscriminadamente. Hasta no hace mucho tiempo, una mujer no podía casarse sin la autorización de su padre. Hoy día, una vez que una mujer llega a la edad adulta puede contraer matrimonio por decisión propia.
Hoy día puede decirse que mientras más civilizado es un pueblo, hay menos dominio del hombre sobre la mujer. En pueblos como Suecia y Finlandia, hay una estricta igualdad. Pero la igualdad se ha ido generalizando a gran parte del mundo y lo mismo puede decirse de Estados Unidos y Canadá.
En el Perú, hemos progresado mucho, pero nos falta avanzar más todavía.
Sea como sea, no cabe duda de que la liberación de la mujer es tal vez la revolución más grande de la historia.

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