domingo, 8 de abril de 2012

Historia, Geografía y Economía







EL FUTURO DE LAS COLONIAS

Malvinas, Hong Kong y Gibraltar

Por: Mariano Grondona Periodista
Domingo 8 de Abril del 2012
Estamos tan acostumbrados a pensar el mundo como una red de “Estados nacionales” en los cuales la categoría “política” de un Estado soberano coincide con la categoría “cultural” de la nación que alberga, que tendemos a descuidar el hecho de que, en tanto que los “estados nacionales” llenan apenas los últimos doscientos años de la historia –la edad de “nuestro” Estado nacional– sus protagonistas más frecuentes no han sido los Estados nacionales sino los Estados “imperiales”.
La principal diferencia entre un Estado nacional y uno imperial es que, mientras aquél busca ser una unidad compacta, con un solo idioma y un solo pueblo, el imperio busca reunir bajo su mando una multitud de pueblos e idiomas diversos. Las Malvinas, Hong Kong y Gibraltar reflejan un mismo proceso: la ardua transición por la que han pasado algunos “trozos” imperiales cuando se los quiso transferir del mundo de los imperios al de las naciones.
Viniendo de zonas geográficas tan alejadas, las Malvinas, Hong Kong y Gibraltar tienen, empero, un rasgo en común: todas ellas son muñones desprendidos del Imperio Británico.
Al comprobar que el nacionalismo pugnaba por desplazar al imperialismo, el Reino Unido adoptó una actitud pragmática, caso por caso. Por eso, mientras devolvió Hong Kong a China, aún se aferra a Gibraltar y a las Malvinas. Estas últimas, al contrario, se asemejaban bastante entre sí. En ambas colonias los ingleses habían instalado una población trasplantada, y en ambos casos estas poblaciones traídas de otras partes no querían pertenecer ni a la Argentina ni a España sino al centro imperial. La voluntad argentina de recuperar las islas fue más fuerte que la de los españoles, pero la expresión más enérgica de esta voluntad, la guerra de las Malvinas, alejó aun más a los isleños de nuestros reclamos.
Pese a estas diferentes historias, tanto el futuro de Gibraltar como el de las Malvinas dependerá de la creación de un clima de confianza entre los colonos y las naciones que los reclaman porque únicamente en este caso, distante pero no imposible en el largo plazo, llegará el día en que el Reino Unido reconocerá, también pragmáticamente, que le convendrá negociar con las dos naciones vecinas de las zonas en litigio algo parecido a una “co-soberanía” en lugar de insistir retóricamente en el principio de la “autodeterminación de los pueblos”, un principio que solo se aplica a verdaderos “pueblos” como el argentino, el español o el inglés y no a pequeños “pueblitos” de unos pocos miles porque, si se lo aceptara en este último caso, hasta las aldeas de Argentina, España o el Reino Unido podrían apelar a él para vivir separadamente, algo que ninguna nación, ni estas ni otras, tomaría en serio.
Glosado
“La Nación” – Argentina, GDA

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