lunes, 16 de abril de 2012

 




TESTIMONIO

Las lecciones más allá del aula

Por: Juan Antonio Vásquez Psicólogo
Lunes 16 de Abril del 2012
Dicto clases en un colegio público en Pachacútec, Callao. Nunca pensé que este lugar me cambiaría la vida. Las aulas son de madera, el piso de tierra y no hay agua ni desagüe. La situación es difícil para todos, pero…¡qué estudiantes tengo!
Definitivamente su nivel de conocimientos no es el mejor, ellos son la prueba viviente de lo grande que es la brecha educativa; sin embargo, conmueve ver cómo se esfuerzan, tienen tantos sueños y están dispuestos a luchar por hacerlos realidad. Quieren un futuro mejor para ellos y sus familias.
Creo que lo mejor de estar en Enseña Perú es el crecimiento personal. Día a día tienes que enfrentar nuevos retos, asumirlos con optimismo y enfrentarlos con decisión, eso es lo que enseñamos en las aulas: perseverancia.
Cada clase está colmada de sentido de posibilidad y alta exigencia; mis estudiantes saben que cada nota baja es oportunidad de aprendizaje, cada nota alta es fruto del esfuerzo y una recompensa bien ganada.
En Enseña Perú nos hacen darnos cuenta que un sueño solitario es solo una idea, pero un sueño compartido es una potencial realidad. Vivimos los valores de la institución y nos cuidamos como familia: mi tribu. Gracias a ellos mi futuro profesional tiene un rumbo más definido; siempre estaré comprometido con el desarrollo de la educación y la filosofía es: algún día es hoy día.
Para ser absolutamente sincero, hay días difíciles y muy duros, en los que las situaciones parecen insalvables; entonces, ocurre alguno de aquellos bellos obsequios que la vida te tiene preparados: un estudiante se acerca y te agradece por la clase, “porque hoy todo ha sido fácil de aprender”, o (mi favorita) durante el examen que les tomo al final de cada clase están con una gran sonrisa, seguros de sí mismos, porque están convencidos de lo que aprendieron.
Después de esos momentos, miro al cielo, respiro profundo, y me digo: “Eso es todo, no hay más, no hay forma que este día no sea un buen día”.
En tal sentido, mis clases son una enseñanza de vida, no para mis estudiantes, sino para mí mismo. Ellos me educan en el arte del amor y la paciencia, me hacen valorar las pequeñas cosas de la vida y me llenan de alegría. Hoy puedo decir que sus sueños también son los míos.

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