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viernes, 14 de octubre de 2011
Comunicación, Ciencias Sociales
LOS MANDATARIOS BAJO LA LUPA DE SUS FORMAS
Estilos presidenciales
Por: Enrique Bernales Ballesteros Jurista
Viernes 14 de Octubre del 2011
Bien decía Buffon, que “el estilo es el hombre”. En él se expresa el modo concreto de ser y comunicarse. La identidad es un concepto más complejo, pero el estilo guarda relación directa con ella. Los políticos saben de la importancia del estilo, al igual que los artistas, y en ambos se estudia y se elige uno, pero en el artista el estilo se manifiesta principalmente en la línea que caracteriza su arte. En los políticos, este reúne elementos más diversos: se expresa en sus gestos, sus silencios, sus modos, el carácter y hasta la pose. En ocasiones la parquedad o la elocuencia son, antes que las ideologías, la característica de estilo que se expone al juicio público. De Gaulle cultivaba la estampa de un monarca republicano (término acuñado por Duverger). Churchill era el ingenio y el coraje. Kennedy cultivaba su juventud, la esperanza de algo nuevo y la sonrisa atrayente. Reagan se presentaba como el gran comunicador y así lo llama la Historia. A su vez, Felipe González se sabía carismático y esto se lo daban los atributos de la sencillez, el talante y hasta la seducción. Aznar, en cambio, practicó el ceño fruncido y la seriedad permanente, porque esa actitud, a contrapelo de la de González, le reportaba réditos políticos.
Berlusconi es el estilo excesivo y bufonesco. A muchos gusta el impulso a flor de piel de Sarkozy. Tony Blair fue el cinismo de quien ofrece con la palabra y en la acción hace lo opuesto. Bush, la inseguridad del gesto y el rudimento de la palabra.
Entre los más cercanos, Bachelet tiene el estilo de las multitudinarias querencias. Un político chileno me comentó ‘off the record’ que “el mejor efecto de su gobierno fue haber sabido cultivar los afectos”. Y quién no recuerda el particular estilo de Menem o el aplomado y decidido decir de Uribe en Colombia.
Centrémonos en el Perú. ¿Cómo fue el estilo Belaunde? Caracterizado por la gallardía y la elocuencia romántica. Belaunde fue un poeta de la palabra y del gesto, su doctrina fue poesía y acción. Paniagua era medido, cauteloso, decente y enemigo del aplauso fácil. Toledo es exuberante, entusiasta y apasionado. Tiene arranques de generosidad y de ternura. Su estilo funciona bien en los auditorios ‘populares’. ¿Y Alan García? Es el más brillante orador político que se recuerde y el mejor discípulo en ese aspecto de Haya de la Torre. Gusta mostrarse como un político culto y en verdad lo es, pero su temperamento, a veces desbordante, genera reacciones polarizadas entre quienes lo admiran con pasión y los que lo odian con igual fruición.
Llegamos finalmente al estilo parco de Humala, que proviene de su formación militar. Su personalidad es ajena a los excesos oratorios, pero sabe comunicar como lo hacen quienes prescinden del barroquismo oral y practican el diálogo directo y el cumplimiento de la palabra empeñada. ¿Qué es lo que define su estilo de ser presidente? Nos parece que la sensatez y la serenidad que proveen de respetabilidad al cargo. Suele mostrarse como un referente para la juventud, como un esposo tierno, un personaje comprometido con la familia y como un deportista habitual, todo lo cual gusta.
Para todo político es importante identificar su estilo, ser auténtico en lo que se es, para que su actividad pública no sea un espectáculo histriónico ni un simulacro. En el Gobierno, lo que interesa es el contacto directo más que la foto, la expresión real y la sinceridad afectiva.
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