Un dato curioso: Los dejamos con la primera obra de teatro escrita por Mario Vargas Llosa durante su adoslescencia en el año 1951 titulada "La huída del Inca"
Correo, 10 diciembre 2010
Cómo se preparó "La huida del Inca"
Cómo se preparó "La huida del Inca"
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10 de Diciembre del 2010 - 23:33 » Textos: Epensa
LA HUÍDA DEL INCA. Aunque Vargas Llosa se ha dedicado,
casi plenamente, a la novelística reconoce que su "precoz amor por el
teatro nunca se extinguió del todo, y continuó palpitando, allí en la
sombra, y dando señales de vida cada cierto número de años".
Aunque la idea de escribir teatro le rondaba desde mucho antes, el
precoz amor lo cautivó por fin en la adolescencia y compuso en 1951, a
la edad de 15 años, su primera obra "La huida del inca", drama incaico
en tres actos, con prólogo y epílogo en la época actual para presentarla
a un concurso infantil de obras teatrales organizado por el Ministerio
de Educación. Ya el futuro gran escritor denotaba su afán perfeccionista
en esa primera redacción: "No sé cuántas veces escribí, rompí,
reescribí, volví a romper y a reescribir La huida del inca.(?) El
abuelito Pedro tenía una vieja máquina de escribir Underwood, que lo
acompañaba desde los tiempos de Bolivia, y los fines de semana me pasaba
horas mecanografiando en ella con dos dedos, el original y las copias
para el concurso. Al terminarla, se la leí a los abuelos y a los tíos
Juan y Laura.
El abuelito se encargó de llevar La huida del inca al Ministerio de
Educación. (?) Esa obrita fue, hasta donde yo recuerdo, el primer texto
que escribí de la misma manera que escribiría después todas mis novelas:
reescribiendo y corrigiendo, rehaciendo una y mil veces un muy confuso
borrador que, poco a poco, a fuerza de enmiendas, tomaría forma
definitiva" - MVLL 1993 PIURA. Cuando en 1952 llegó a Piura, a cursar el
último año de educación secundaria en el colegio nacional San Miguel,
se le ocurre presentar su primera obrita al profesor de historia José H.
Estrada Morales, quien después de leerla y hacérsela leer al profesor
de literatura Carlos Robles, le propone estrenarla como parte de los
actos que ofrecía el colegio por la Semana de Piura, además el dinero
recaudado en cada función se sumaría a los fondos económicos para un
viaje vacacional de los alumnos de quinto año. El director del centro,
el doctor Marroquín, aprobó el proyecto y la puesta se realizaría el 17
de julio en el cine-teatro Variedades de la ciudad.
Embargado de alegría y preocupado por la responsabilidad de dirigir el
montaje, Vargas Llosa marcha hacia su primer encuentro imborrable con la
escena teatral. El joven Vargas Llosa fue dramaturgo y director de su
primera pieza teatral, durante dos meses y medio trabajó incansablemente
con los ocho actores y los auxiliares de iluminación y escenografía; él
mismo nos describe la emoción que sintió al ver nacer una obra de
teatro bajo su dirección: "Comenzamos a ensayar La huida del inca a
fines de abril o comienzos de mayo, en las tardes, tres o cuatro veces
por semana, a la salida de las clases, en la biblioteca del colegio, un
amplio salón de la planta alta, que nos facilitó la amable bibliotecaria
del San Miguel, Carmela Garcés. (?) Nunca había dirigido ni visto
dirigir a nadie y pasé noches enteras, desvelado, tomando apuntes sobre
el montaje. Los ensayos, el ambiente que se creó, la camaradería, y la
ilusión al ver, por fin, que la obrita tomaba cuerpo, me convencieron
ese año de que no sería poeta sino dramaturgo: el drama era el príncipe
de los géneros y yo inundaría el mundo de obras teatrales como las de
Lorca o Lenormand" . - MVLL 1993 El trabajo prematuro de Vargas Llosa
como director de teatro es recordado con nitidez por Walter Palacios
Vinces, un abogado y periodista peruano, exalumno del colegio nacional
San Miguel, que actuó en la obra: "Todas las tardes, después de clases
un grupo de entusiastas muchachos dedicábamos horas a memorizar textos y
practicar movimientos escénicos bajo la dirección del propio Mario. (?)
Él (?) dirigía la obra, marcaba los pasos, los desplazamientos en el
escenario, las inflexiones de voz de cada actor.
Recuerdo que en uno de los primeros ensayos, cuando me corresponde
entrar en acción, empiezo muy circunspecto a pronunciar mi parlamento y
Mario detiene el ensayo y me dice: no, no Walter, así no. Tú no eres un
sacerdote, un personaje serio.
Tú eres un chamán, un brujo, un hechicero, por eso tu actuación tiene que ser farsesca.
Y él mismo comienza a caminar, a dar pequeños saltos gesticulando grotescamente.
Eso no he podido olvidarlo hasta ahora. Todos aceptábamos y cumplíamos con disciplina sus indicaciones.
La seriedad con la que nos dirigía, no alteraba nuestras relaciones de
amistad" - GONZÁLES VIAÑA 2005 ARTHUR MILLER. El público que llenó la
platea y los periodistas que redactaron notas elogiosas al espectáculo
no sabían que estaban ante un futuro y eximio escritor. Y por si fuera
poco, después del éxito de la puesta en escena, ese mismo año el joven
Vargas Llosa recibe la inesperada noticia de que su obrita había ganado
el segundo puesto en el concurso de teatro.
La familia desde ese entonces lo comenzaría a alentar en su vocación literaria.
De esta obra no se tiene rastro alguno, el propio Vargas Llosa la
considera un texto inexperto y no le otorga oficialidad alguna. Pero,
como él afirma, es la única obra que por ese tiempo escribió "en serio"
motivado por la emoción que le despertó el montaje de Muerte de un
viajante: "por culpa de Arthur Miller había llegado al convencimiento de
que el teatro era la forma suprema de la ficción y que lo que quería
ser en el futuro no era poeta ni novelista, sino dramaturgo" (Vargas
Llosa: 2007,121).
Es curioso saber que el autor haya despertado su amor por la escritura
literaria con el teatro, la experiencia fue tan honda y profunda, que le
ha llevado a afirmar que "si en la Lima de los años cincuenta, donde
comencé a escribir, hubiera habido un movimiento teatral, es probable
que, en vez de novelista, hubiera sido dramaturgo".
2 Pero optó por el género narrativo porque "escribir teatro, en la Lima
de aquellos años, era peor que llorar: condenarse, o poco menos, no ver
nunca lo que uno escribía, de pie en el escenario, algo todavía más
triste y frustrante que, para un poeta o novelista, morir inédito"
(2001: Prólogo).
"Llegó el día del estreno y había tanta expectativa entre los piuranos, que los boletos de entradas se agotaron.
Hubo gran tumulto para conseguir una butaca en el Variedades y muchos
quedaron en la calle sin poder ver la obra. El éxito artístico y
económico fue rotundo y dio mucho que comentar en la Piura de entonces.
El director Marroquín y los profesores del colegio «sacaban pecho »,
orgullosos de sus pupilos" (González Viaña, 2005).
"Las dos funciones estuvieron abarrotadas de espectadores.
El escenógrafo, el profesor de dibujo Aldana, acabó de instalar los
decorados cuando el público comenzaba a llenar el local" - MVLL 2007 *
Magìster en Filologìa Hispànica por el Centro Superior de
Investigaciones Científicas (Madrid ? España). Profesora de Literatura
de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo. Coordinadora de
la Escuela de Postgrado de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo,
Chiclayo.