El Comercio 30 de octubre del 2008
COMENTARIO DEL EDITOR
Esclavos en el siglo XXI
Por Virginia Rosas. Editora de Mundo
Si usted es de los que pensaba que la esclavitud había quedado abolida en el siglo XIX, pues se equivoca: doce millones de personas, entre ellas una gran cantidad de niños, son traficadas como mercancía, obligadas a trabajar sin remuneración alguna, a prostituirse y a vivir a merced de sus patrones, sin ningún derecho.
Una joven nigerina, Adidjatou Mai Kouraou, que ha pasado la mitad de su vida esclavizada --desde que fue vendida a los 12 años a un comerciante que la revendió a un terrateniente de Níger--, con su valentía para enfrentar al Gobierno de su país ha puesto en relieve el drama de estos millones de anónimos, reducidos a la condición de pertenencia ante la indiferencia absoluta de sus propios gobiernos. Adidjatou le ha ganado un juicio a Níger por no haberla socorrido cuando en plena pubertad fue vendida, violada y esclavizada.
Adidjatou es un símbolo, porque osó alzarse contra la tradición de su país que, a pesar de tener un código penal que castiga la esclavitud con penas de hasta 30 años de cárcel, se hace de la vista gorda ante esos crímenes en aras del respeto a las costumbres ancestrales que determinan que ciertas castas (en este caso los tuareg) sean destinadas a la esclavitud.
El destino de la tuareg Adidjatou parecía signado por la fatalidad: todos sus antepasados fueron esclavos y a su madre le pareció natural venderla por 500 dólares. Pero los tribunales de la Comunidad Económica de los Estados Africanos Occidentales --a los que acudió la joven porque en su país solo encontró injusticia-- decidieron condenar a Níger por no cumplir su propia legislación, y con eso sentaron jurisprudencia en ese país de 12 millones de habitantes, donde se calcula que hay todavía 43 mil esclavos.
Pero el fenómeno de la esclavitud no se circunscribe al continente africano. La ONG Anti-Slavery International señala que la trata de seres humanos y la esclavitud se practica desde Europa Oriental hasta América Latina en diversas formas y modalidades. En una gran proporción las víctimas son mujeres o menores de edad.
Muy cerca de aquí, en Argentina, se puso en vigor hace seis meses una ley que castiga la trata de personas. Y, según estadísticas del Ministerio de Justicia publicadas el lunes pasado, en ese lapso fueron rescatadas de la esclavitud sexual 110 mujeres. La mitad eran niñas o adolescentes. Entre ellas dos hermanitas de 11 y 14 años, entregadas por su propia madre a un proxeneta.
El Perú tampoco escapa a estas prácticas. La organización Internacional para las Migraciones (OIM) denuncia que cada año miles de peruanos son engañados con promesas de trabajo para convertirlos en esclavos sexuales. La única manera de impedirlo es denunciando a los criminales.
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