domingo, 27 de diciembre de 2009

Orientación y Consejería, Persona, Familia y Relaciones Humanas

El Comercio 25 de diciembre del 2009
EL POLÉMICO TEMA DEL ABORTO

La vida, don de Dios
Por: Luis Bambarén G S J*

La vida termina cuando el alma se separa del cuerpo; entonces ya no hay una persona sino un cadáver.

Esto que vemos y experimentamos cada día frente a la muerte, debemos sentirlo y defenderlo frente al comienzo de toda vida humana. ¿Cuándo empieza a existir un nuevo ser? No basta la unión y entrega de los esposos, porque podría ser estéril. ¡Cuántas parejas desean y buscan tener un hijo y no lo consiguen!

Cuando Dios infunde el alma con el soplo de vida, comienza la vida humana de un nuevo ser, que será único e irrepetible y eterno. Por ello, la vida es sagrada desde su concepción, hasta su término natural.

Por hermosas experiencias, vivo convencido de que la vida humana es un don de Dios, y en Él tiene su origen. Tengo el caso de 37 niños que han nacido de parejas que, a pesar de la asistencia médica, no habían podido tener hijos. Con ellas hemos orado juntos y les he impuesto las manos, pidiendo al Señor de la Vida, les conceda el don de la maternidad y de la paternidad, de tener sus propios hijos, quienes un día serán hijos de Dios por el bautismo. Eran parejas, de entre 3 y 14 años de matrimonio, que solo eran esposos y ahora son papá y mamá.

Apreciemos y respetemos la vida como un don de Dios.

El aborto siempre es y será un crimen. Es liquidar y terminar la vida de un ser débil e indefenso en el lugar más sagrado: en el seno materno, que es fuente de vida.

Se pretende justificar el aborto por dos motivos: Uno, la salud de la madre, y dos, por violación.

1. En moral tenemos “el principio del doble efecto”: se busca un bien y el resultado podría ser un mal, no pretendido pero previsible. Por ejemplo, antes de una operación de alto riesgo, el médico explica al paciente que podría ser la única forma de salvarle la vida, pero que también podría haber peligro de muerte. El paciente lo sabe y autoriza la operación, que puede tener el doble efecto: salud o muerte. El médico procede con un fin bueno, la salud. Si habiendo puesto todos los medios de la ciencia médica el paciente muere, no habría falta moral.

En el caso de peligrar la vida de la madre durante el embarazo, si el tratamiento para lograr su salud trae como consecuencia la pérdida del feto, tampoco habría falta moral, porque se buscaba un fin bueno, pero hubo un aborto no pretendido.

2. En el caso de la violación, ¿por qué se le va a quitar la vida a un ser inocente e indefenso? El culpable es el violador y debe ser sancionado.

Una ley no convierte en bueno lo que es inmoral por ser intrínsecamente malo.

La ley que se pretende aprobar abrirá las puertas para multiplicar los abortos con el pretexto de ser terapéuticos. Si ahora que el aborto es un delito hay tantos, con la nueva ley tendríamos un holocausto de bebitos inocentes, no en una cámara de gas, sino en miles de vientres maternos. Al crimen se le añadirá el drama para toda su vida de mujeres que fueron sometidas a una “práctica legal” para eliminar a sus hijitos.

Invoco a los legisladores y al Tribunal Constitucional a que no introduzcan la pena de muerte para seres inocentes, cuando por la Constitución está eliminada hasta para grandes criminales.

Confío en que el señor presidente de la República vetará esa ley, como se lo prometió a su eminencia el cardenal Juan Landázuri Ricketts en su primer gobierno: “Mientras yo sea presidente, no se aprobará una ley del aborto”, le dijo.

(*) OBISPO EMÉRITO DE CHIMBOTE


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