
UN EJERCICIO DE ACTUALIZACIÓN PERMANENTE
El valor del capital humano
Por: Raúl Diez Canseco Terry*
Miércoles 31 de Marzo del 2010
Navegamos en un efervescente cambio de época, la humanidad avanza, se tropieza con nuevos desafíos y necesita de nuevos expertos para solucionarlos. Sin duda, la ciencia y la tecnología jugarán un papel muy importante en todos los avances que patente el hombre; empero, las oportunidades que de ellos se deriven solicitarán nuevos profesionales y técnicos para afrontar los retos del futuro. Por ejemplo, los avances posibilitarán que las personas vivan más tiempo, lo que en la práctica habrá demanda de expertos en gestión del bienestar de las personas mayores, de proveedores de servicios de longevidad, de consultores personales de salud, obesidad, nutrición, psicología, etcétera.
El libro “Factobook 2009. Estadísticas económicas, sociales y ambientales”, editado por la OCDE y el grupo editorial de España Netbiblo, confirma la prospectiva de que todos los países miembros experimentarán un envejecimiento significativo en los próximos cincuenta años. “De acuerdo con el índice de concentración geográfica, Canadá, Australia e Islandia son los países que muestran la mayor concentración de gente mayor. Una concentración geográfica relativa de los ancianos puede facilitar la provisión de servicios…”, señala el interesante estudio.
¿Frente a lo que se viene, hacemos algo hoy para encarar las demandas de los servicios futuros? ¿Y el Estado y los gobiernos de turno? Me temo que no, o no lo suficiente. Y sin embargo, según estudios especializados, en el Perú de los próximos años seguirán sobrando en el mercado laboral profesionales de las carreras tradicionales, mientras las empresas demandarán más técnicos y más profesionales con habilidades para: adaptación al cambio (22,4%), liderazgo (18,8%) e iniciativa (8%).
Ensayo estas cuestiones a fin de reaccionar ahora mismo para encontrar coincidencias y llegar en mejores condiciones cuando tengamos que cubrir los nuevos trabajos que se generen a futuro. No centro por ahora el tema sobre la ecuación universidad-empresa, sino sobre las ofertas laborales que se generarán por las transformaciones científicas y tecnológicas. Y para estar prestos y listos a fin de no desperdiciar las nuevas oportunidades que se presenten, la clave es y seguirá siendo la educación de vanguardia, de prospectiva.
En mi concepto, lo reitero, aquella es la que imparte y enseña valores empresariales, la que potencia el talento, la creatividad, el espíritu emprendedor y la actitud de hacer cosas con los recursos que tiene a la mano. Esta educación tiene una particularidad: potencia la formación del capital humano por cuanto en el mundo moderno constituye un valor sustancial para el desempeño y la alta competencia. Además, si se es educado de manera heterodoxa, uno sabe diferenciarse en la maraña del mercado laboral y lograr trabajo en cualquier momento de crisis será más fácil de lo habitual.
Por lo demás, ante escenarios de empresas competitivas, ambiciosas y codiciosas, las personas talentosas son seleccionadas teniendo en cuenta ya no solo su currículo, sino su actitud y vocación para convertirse en dinamizadores económicos y sociales. Algunos expertos en capital humano auguran que las empresas del futuro darán mayor importancia a la experiencia que a la juventud y al criterio que al empuje. Bueno, habrá que ver; pero en todo caso, joven o adulto, el estar entrenado o el estar capacitándose permanentemente ya es una regla a seguir de por vida. Aquello de que cría fama y échate a la cama es papel mojado.
Corresponde, pues, a los actores políticos y a las instituciones educativas, además del tejido empresarial, ir vertebrando respuestas viables a los retos que se asoman en el horizonte. En este aspecto, la educación no convencional juega y jugará siempre un papel determinante en la dinámica de crecimiento de nuestros recursos humanos. Estamos todavía en la prehistoria de la era digital y lo que se viene será tan abrumador y complejo que solo el capital humano mejor preparado y más perspicaz se mantendrá en el eje del torbellino de la hipercompetencia. De allí su valor.
(*) Ex vicepresidente del Perú
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