ESPECIAL. ACUSADAS DE ADULTERIO
Lapidando derechos
En algunos países islámicos, mantener relaciones ilícitas recibe como castigo una de las penas de muerte más dolorosas y polémicas del mundo
La vida de la iraní Sakineh M. Ashtianí pende de un hilo. Ella ha sido condenada a muerte por lapidación. ¿Su delito? La acusan de tener relaciones ilícitas con dos hombres y también asesinar a su marido. ¿Su castigo? Morir apedreada. ¿El desenlace? Incierto, pero mientras se decide qué hacer con ella, por mucho esfuerzo internacional como las intervenciones de la Unión Europea, esta madre de 43 años sigue siendo torturada por las autoridades de su país.
Lamentablemente, este no es el único caso que ha conmovido al mundo. Hace unos días, extremistas talibanes apedrearon hasta la muerte a una pareja no casada en Afganistán. Cuesta creer que en pleno siglo XXI todavía se apliquen este tipo de sanciones. Todo esto nos lleva a pensar que, por más que existan leyes internacionales sobre derechos humanos, miles de personas corren el riesgo de morir apedreadas.
La lapidación consiste en matar a pedradas a una persona, en este caso por haber cometido el delito del adulterio. La víctima es enterrada y varios hombres le lanzan piedras hasta que muera. En varios países islámicos, su práctica es muy antigua, pero en Occidente es considerada inhumana. Suele ser relacionada directamente con la religión islámica y su legado, aunque no siempre tiene vinculación.
EL ISLAM Y SUS ENSEÑANZAS
La lapidación no figura en el Corán, pero sí en la llamada ley islámica o sharia. “Son reglamentos que buscan garantizar la justicia, la paz y sancionar a quienes atenten contra ella”, dijo a El Comercio el líder religioso musulmán en Lima, el imán Ahmed Mohammed. Dentro de este código, las ofensas graves se denominan ‘hadd’, entre las que figuran la amputación de las manos en caso de robo o la lapidación si la persona comete adulterio.
“El hecho de que en algunos países se cometan lapidaciones de forma abierta y sin tantos fundamentos contradice directamente las enseñanzas del islam”, explica el imán.
En diez naciones se siguen los reglamentos del código islámico, pero la aplicación de estas drásticas sentencias casi no se cristaliza. “Como el islam sabe cuán fuertes son estos castigos, ha puesto muchas dificultades para que se lleguen a cumplir. En caso del adulterio, se necesitan cuatro personas que sean testigos directos del acto y declaren bajo juramento, cosa que es casi imposible”, afirmó el imán.
Sin embargo, en la mayoría de casos de lapidaciones no se presentan pruebas suficientes para condenar al acusado.
En la actualidad, cinco naciones siguen aplicando este castigo. Estas son Irán, Nigeria, Somalia, Indonesia y el régimen talibán en Afganistán.
EL MUNDO LA ESCUCHÓ
En el 2001, Amina Lawal, una nigeriana divorciada de 30 años, concibió a su hija con un hombre que no era su esposo. Tras confesar su delito, fue sentenciada a muerte, mientras que el padre de su hija fue absuelto por el tribunal tras negar que había tenido relaciones con Lawal.
Era imposible que esta mujer pudiera defenderse, ya que era analfabeta y no sabía a quién recurrir. “Mi única esperanza es que, con mis rezos, salga de este trauma”, declaró a la BBC mientras esperaba los resultados de su última apelación.
El caso, que concitó interés mundial, hizo que Amnistía Internacional recogiera más de 9,6 millones de firmas a favor de su liberación. Incluso, varias concursantes para Miss Mundo 2002 boicotearon su participación en el certamen en protesta a favor de esta inocente mujer. El esfuerzo internacional ganó la guerra: Lawal fue absuelta de todos los cargos tres años después.
¿ROMEO Y JULIETA EN IRAQ?
La siguiente historia parece una versión oriental de Romeo y Julieta, el clásico de Shakespeare, pero con un desenlace aun más trágico. En el 2007 se colgó en Internet un video que muestra el asesinato de una joven de 17 años en Iraq. Doaa Aswad Dekhil, de la secta yazidí –religión preislámica que venera al diablo– se enamoró de un musulmán y se dice que llegó a convertirse al islam para poder casarse con él.
Según el diario español “El País”, 2.000 personas de su pueblo, Bashika, observaron cómo un grupo de ocho o nueve hombres, presuntamente miembros de la familia de Doaa, la apedreó hasta la muerte. Es importante resaltar que este caso no fue sentenciado por las leyes islámicas, sino por miembros de otra religión. Así como el caso de Doaa Aswad Dekhil, es probable que existan más.
MUJERES SIN VOZ NI VOTO
Las mujeres no son las únicas que sufren este tipo de fuertes castigos. También los padecen los hombres, pero ellos reciben más beneficios y credibilidad a la hora de presentarse ante los tribunales. Las mujeres son analfabetas y muchas veces engañadas para firmar documentos asumiendo su culpabilidad. Otras veces son interrogadas sin la presencia de su abogado.
Las escrituras islámicas reclaman respeto a las mujeres, pero en la práctica no siempre se cumple. Actualmente, al menos siete mujeres y tres hombres siguen en riesgo de ser lapidados en Irán.
PARA TENER EN CUENTA
Código penal de Irán
Artículo 64. El adúltero es castigado si tiene suficiente edad, conciencia y control de sus actos.
Artículo 74. El embarazo de una mujer no casada no es prueba suficiente de adulterio.
Artículo 104. En la lapidación, las piedras deben ser de tamaño mediano para causar una muerte lenta y dolorosa
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