«La buena información que está oculta es inútil; la mala información que está fácilmente disponible es nefasta»
jueves, 25 de noviembre de 2010
Orientación y Consejería, Persona, Familia y RR.HH.
UN PROBLEMA CON MÚLTIPLES ARISTAS
Educación sexual del adolescente
Por: Carolina Benavides Psicóloga
Jueves 25 de Noviembre del 2010
El reciente relanzamiento del programa escolar de educación sexual en adolescentes da pie a señalar algunas impresiones que suscita tan delicado como sustancial asunto. A mi juicio, es indispensable colocar la cuestión en un marco que englobe sus diversas aristas. Resultaría absurdo y contraproducente reducir tan complejo tema a la transmisión de informaciones, y tampoco sería suficiente recurrir a gastados términos psicológicos: la autoestima es el que supera todas las marcas.
Es preciso insistir una y otra vez en que se trata de un severo y doloroso síntoma de una sociedad enajenada, insensible, que aparentemente solo tiene labios y oídos para referirse tercamente al incremento de los indicadores macroeconómicos –en gran medida debido a favorables factores externos– sin detenerse a pensar cómo se sienten los millones de peruanos menos afortunados, y sobre todo los niños y jóvenes que inician su existencia con la pesada carga de la escasez material y del desentendimiento afectivo. Es sabido que, en general, padres urgidos por la lucha por la sobrevivencia poseen insuficiente capacidad de colocarse en la piel de sus hijos, es decir, que el discurso oficial, tan distante e indeterminado, tiene un reflejo concreto –o viceversa– en la actitud de los progenitores.
De otro lado, hace bien el Ministerio de Salud al proceder, en la parte operativa, según los estándares internacionales. Es elemental el reparto masivo de preservativos o la distribución gratuita de la llamada píldora del día siguiente. Sin embargo, es imprescindible que las autoridades a cargo tengan claro que sus afanes cubren un aspecto, si bien crucial es solo una parte de su labor.
Lo que nos arroja a períodos previos a la Ilustración es la intervención de los que apelan a temores ancestrales y que en aras de imponer sus creencias están dispuestos a aceptar que nuestro país se siga poblando de niños abandonados a su propia suerte –esto también ocurre cuando aquellos crecen dentro de familias–.
Se deriva de lo expuesto la pertinencia de esforzarnos por ampliar el nivel de conciencia multidimensional, tanto de los responsables políticos, de los profesionales involucrados y de los padres de familia, así como de los jóvenes en cuestión. Es crucial asumir lo fatal que resulta para los futuros adultos, y por ende para nuestro colectivo, que la sexualidad, fuente potencial de placer, se pervierta en un recurso de jóvenes desesperados que buscan refugio ante la hostilidad o indiferencia.
En lo que respecta a la labor directa con los adolescentes, sugiero la realización de talleres coordinados por facilitadores capaces de abarcar el amplio espectro mencionado. No resulta beneficioso referirse a la sexualidad como un dominio aislado de la vida cotidiana y de las relaciones de poder. Lo que está en el centro es el derecho fundamental de todo ser humano al bienestar integral, que incluye percibir el goce corporal y el vínculo empático con la pareja como cortados con la misma tijera.
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