«La buena información que está oculta es inútil; la mala información que está fácilmente disponible es nefasta»
martes, 2 de noviembre de 2010
Orientación y Consejería
NO A LA VIOLENCIA INFANTIL
Confirmación
Por: Patricia De Las Casas Psicoterapeuta
Martes 2 de Noviembre del 2010
La confirmación es el sacramento por el cual la persona bautizada recibe el Espíritu Santo y se integra como miembro de la comunidad cristiana. Suele administrarlo el obispo, el que extiende las manos sobre el confirmado, hace una unción en forma de cruz con óleo y le da con la mano derecha una ligera bofetada diciendo: “La paz sea contigo”.
En el Perú se está dando una peculiar versión de la confirmación que dista significativamente de ser un símbolo de paz. La mayoría de los peruanos hemos experimentado un sentimiento de rechazo y censura al enterarnos de que –presuntamente– Luis Torres Oré actuó con violencia y abuso sobre el niño Edison por rayar su automóvil. Agresión que llegó a tal brutalidad que puso en peligro la visión del niño y, más allá del daño físico, aspectos psicológicos. Resulta que Torres Oré ha desmentido que agrediera al niño, y afirma que este se golpeó solo contra la pared en un forcejeo, versión que no coincide con la de los vecinos.
Días antes, en otro incidente, Richard Gálvez acusó al máximo representante de todos los peruanos de abofetearlo por haberlo insultado, hecho también desmentido por Óscar Rachumi, quien dijo ser autor de la bofetada.
Finalmente, un alto dignatario del Poder Judicial declara que se debía responder con una acción violenta a un insulto o correr el riesgo de ser considerado “no hombre”, de lo cual luego también se retractó y disculpó.
¿Qué nos está sucediendo? Consideramos y sin discusión que los hechos deben esclarecerse y que atacante del niño Edison, en caso de demostrarse su culpabilidad, debe recibir todo el castigo que la ley impone. Pero ello no es el único hecho a considerar. Cabe preguntarse qué estaba pasando con Edison para que con 10 años de edad raye un vehículo con un clavo. Se espera que por su edad un niño tenga suficiente conciencia para identificar que actuaba mal o, por lo menos, no bien. Me pregunto: qué sucede con un niño cuya madre, Nancy Padilla, ha emigrado a un país vecino para trabajar. Seguro para darle lo mejor a su hijo al que llamó, al ser entrevistada, “lo que más quiere en su vida”.
Sería posible pensar que Edison al rayar el vehículo atacaba el instrumento con el cual su madre parte de su lado a otro país. Manifestaba –en un lugar que no correspondía– el dolor que experimentaba porque su madre no estaba con él. Más aun que no lo acompañase en sus clases de nivelación, dado que él no está bien en matemáticas. En sus sumas, madre más hijo son dos, pero a él le está resultando que uno más uno son uno.
Todo esto son especulaciones, pero creo que además de esclarecer los hechos, debemos censurar la violencia, en particular contra un menor. Es fundamental preguntarnos cómo ayudar a este niño Edison (o a muchos otros), porque podría estar expresando (de manera no correcta) un dolor, incomprensión o resentimiento. Debemos preguntarnos con sinceridad cómo solemos reaccionar como padres cuando los hijos pueden cometer actos inadecuados que, lamentablemente, no siempre entendemos.
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