martes, 13 de diciembre de 2011

Ciencias Sociales






RINCÓN DEL AUTOR

¿A la segunda va la vencida?

Por: Mariella Balbi
Martes 13 de Diciembre del 2011
Sabido es que la llegada al poder de Ollanta Humala no fue fácil. El Perú se dividió, se agitaron animadversiones y odios y el candidato ganó con las justas, gracias a que prometió lo que querían oír los sectores que lo apoyarían, elaborando una salomónica hoja de ruta. Al primer Gabinete se le llamó ‘arco iris’, desafortunadamente no pudo encontrar la marmita con oro que aguarda al final de este. Se enfrentó sí, con una mina de oro de US$4.800 millones de inversión y con empresas mineras interesadas en invertir en nuestro país. Sin duda, el Gabinete que formó Salomón Lerner Ghitis consiguió respaldo y credibilidad para Ollanta Humala, introduciéndolo en sociedad. Sin Lerner, ‘no la hacía’ como dicen los jóvenes. Pero en el ‘arco iris’ había posiciones políticas diversas y algunas no veían con buenos ojos la minería. Sus argumentos eran poco técnicos y más bien viscerales.
Su gestión se basó en el diálogo y la concertación, cosa que no supo aquilatar la gente de Patria Roja ni quienes integran el Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca. Lerner trató de discutir de manera alturada (débil para algunos), pero no logró un entendimiento. Como un tortazo, le cayó en la cara el rechazo de ese sector ante el nuevo pensamiento presidencial. El presidente Humala ha cambiado y quiere tener un Gabinete que lo siga, sin zancadillas y al cual le tenga confianza. Óscar Valdés, el nuevo primer ministro, cumple el requisito. Ha dicho que hablará menos y trabajará más, transmitiendo –probablemente– el deseo presidencial. Nuestro país está enredado en la conflictividad social: el régimen se encuentra sobre un caballo chúcaro y el sector producción está desconcertado. El primer ministro parece darse cuenta de que en gestión pública tenemos, hasta hoy, cero puntos, cero balas.
Ciertamente, Valdés se ha ganado la animadversión de los protestantes de Cajamarca y, como él bien dijo, el problema de fondo no se ha resuelto. Este es un segundo debut del gobierno. Parece que ya se reconvirtió y sabe que sin inversión no hay inclusión. Ese es el hilo conductor de este Gabinete. Pero requerirá de una dosis inmensa de pedagogía, que incluya a su bancada parlamentaria, para explicar que lo que antes era malo: la actividad empresarial, el crecimiento, la inversión, ahora es bueno y además indispensable. El primer ministro, que conoce la vida regional más que muchos, afirmó también que habrá una nueva metodología para tratar los conflictos sociales. Esperemos que la necesidad de orden no implique arbitrariedad y atropello. Tal vez el mejor método, aunque suene simplista, es continuar lo bueno y reformatear lo inconducente.

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