jueves, 15 de diciembre de 2011

Ciencias








ESPECIAL. APRENDEN A CONSERVAR EL AGUA

La lucha contra el cambio climático

Jueves 15 de Diciembre del 2011
No todo es irremediable. Mateo Ccahuana lo piensa cuando mira a su alrededor, en este frío de media mañana a 4.200 metros sobre el nivel del mar. Mateo camina. Va hacia donde unos comuneros están escogiendo las papas que guardarán para convertirlas en chuño. Caminar en Ccasacancha es casi una penitencia.
Ccasacancha es uno de los cinco anexos de la comunidad de Asacasi. Está a una hora y cuarenta minutos de Tambobamba –capital de la provincia apurimeña de Cotabambas– yendo en auto por una trocha llena de cascajos. Ccasacancha es una de las nueve comunidades donde está en marcha el Programa Conjunto contra el Cambio Climático, integrado por cuatro agencias internacionales: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización Panamericana de la Salud.
El programa busca construir políticas de mitigación ante el cambio climático y sensibilizar sobre este problema a poblaciones en esas zonas. La mitigación pasa por un uso correcto del agua. Este elemento es el tema central de muchos conflictos sociales del país, tal como lo sostienen tanto la Defensoría del Pueblo como la Autoridad Nacional del Agua.
En Ccasacancha se cultivaron 20 mil pinos. La comunidad, por iniciativa propia, sembró otros 7 mil. Quieren llamar al lugar Nuevo Porcón. El pino sirve para retener agua y favorecer el crecimiento de pasto, que también guardará agua. “Esto alimenta a los manantiales y los ríos”, dice Julio León Chávez, coordinador técnico del programa. “Además, servirá para que luego puedan obtener leña y hongos”, añade.
“Estas comunidades también han optado por dejar los caballos y volver a los camélidos andinos. La llama produce un menor impacto: consume menos agua, come menos y al hacerlo no arranca el pasto de raíz, sino que lo corta como una podadora. Así el ecosistema se recupera”, dice Jaime Sequeiros, otro de los coordinadores del programa.
Mateo Ccahuana es dirigente de Ccasacancha, donde viven unas 110 familias. Las casas tienen techo de paja y están desperdigadas en el campo sin mayor orden que el impulso constructor de sus dueños. A pesar de que él no logró verlo, sabe por sus abuelos que varias de las cumbres alrededor de la comunidad tenían hielo permanente. Ahora son solo algunas las que se cubren y por un par de meses al año.
“Cuando era pequeño había peces y sapos en los ríos cerca, ahora no hay nada. Actualmente, hay sol más fuerte siempre y se secan los manatiales”, relata.
“La producción de papa es baja. Cada año hay menos”, agrega. Y aunque no tiene cifras, su certeza no es gratuita, puede verlo desde hace años.
Debido a las condiciones de la zona, solo se puede cultivar papa. Ccasachaca tiene 70 variedades de papa nativa. Aunque la producción del tubérculo no se hace con regadíos sino con agua de lluvia, la disminución de los pastos afecta la cantidad que se cosecha. Además, las lluvias ya no son fijas como antes –cuenta Francisco Limaypuma Salsa, comunero de Ccasacancha– sino que a veces caen y a veces no caen y lo hacen en distinta cantidad.
Jaime Sequeiros lo explica: menos agua significa menos pasto, menos pasto es menos comida para el ganado y menos comida es menos estiércol para fertilizar el terreno donde se siembran las papas.
“Toda la vida de esta comunidad, como en muchas otras, gira en torno a la papa: es lo que comen, es con lo que hacen el chuño para tener reservas, es lo que comercian para comprar otros alimentos y obtener, por ejemplo, los útiles escolares para sus hijos. La papa no es un elemento aislado, es el eje del sistema, y eso no lo ven el SNIP o el Ministerio de Agricultura. El proyecto acá debe ser integral y de acuerdo con la dinámica de la comunidad”, dice, no sin acierto.
Ccasacancha se enfrenta al cambio y es el comienzo del cambio. De ese cambio que también llamamos esperanza.π
PRECISIONES
Un gorgojo acecha el cultivo de papa
1 La aparición de un gorgojo al que llaman caracasaca obliga a los campesinos a cultivar papas a más altura para que no las ataque la plaga, pero no todas soportan el cambio.
2 Un kilo de papa puede ser vendido en S/.1,50. Se estima que, al certificar el producto como orgánico, su precio podría elevarse hasta S/.2,50, lo que supondría un buen incremento en los ingresos de la comunidad.
3 La comunidad quiere hacer un centro de conservación de papa nativa, como el que funciona en Pisac.
[*] TEXTO Y FOTOS. FERNANDO GONZÁLEZ-OLAECHEA T.

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