miércoles, 14 de diciembre de 2011

Comunicación






EXPOSICIÓN. “Julio Ramón Ribeyro: la palabra del mudo”

Las palabras y los objetos

SU VIEJAQUINA DE ESCRIBIR, SUS FATIGADOS CENICEROS, UNA SOCORRIDA ESTAMPITA DE SAN MARTÍN DE PORRES: FETICHISMO Y PASIÓN RIBEYRIANA COINCIDEN EN MUESTRA DE LA CASA DE LA LITERATURA
Por: Enrique Planas
Miércoles 14 de Diciembre del 2011
Guardó perfil bajo casi toda su vida y, sin embargo, Ribeyro es el escritor peruano que mejor sale en las fotos. Sus retratos tienen un encanto peculiar, existencialista pero jovial: el delgado Julio Ramón, armado con un cigarrillo, se desliza entre la gente común por las fatigadas calles parisinas. Uno podría decir que el autor de “La palabra del mudo” sabía administrar su imagen.
Lo que le tomó tiempo valorar fue la imagen que de él los peruanos nos habíamos construido al regresar a su país, en sus últimos años de su vida. Son experiencias para las que Ribeyro no se sentía preparado: verse de pronto reconocido en la calle; que un grupo de escolares llegara a su casa para entregarle cintas para su máquina de escribir a fin de que continúe escribiendo; o que un océano de lectores, sin espacio dentro del auditorio de la Municipalidad de Miraflores, donde se presentaban sus diarios, lo aclamara como a una estrella de rock cuando el escritor salió a saludar al balcón.
Esa pasión ribeyriana se reedita con la muestra “Julio Ramón Ribeyro: la palabra del mudo”, que mañana se inaugura en la Casa de la Literatura Peruana. Una exposición didáctica que permitirá al público conocer la vida, libros y milagros del autor de “Silvio en el rosedal”, y que presenta también objetos que hacen la delicia del fetichista literario.
Así, la muestra reúne su trajinada máquina de escribir Olimpia, su mesa tablero de ajedrez, sus premios y condecoraciones, sus caset de música criolla, sus libros plagados de anotaciones, además de manuscritos, postales y correspondencia personal. Incluso, hay un objeto que llevará a más de una reflexión filosófica: una estampa de San Martín de Porres, que quizás explica que lograr la perfección literaria es comparable con poner alrededor de un plato a perro, pericote y gato.
Para Agustín Prado, curador de la muestra que se inaugurará en la antigua estación Desamparados, el primer fetiche literario con el que nos relacionamos es el objeto del libro. “Es una curiosidad de todo lector apreciar los objetos que rodean a un autor. Desde la primera edición de un libro, pasando por sus objetos cotidianos. Es una forma de acercar al gran público a la literatura. Todos tenemos algo de fetichista en nuestra relación con los autores”, señala el investigador.
Para Prado, la exposición nos descubre sus clásicas influencias literarias. “Es interesante ver cómo Ribeyro se relacionaba con sus libros, cómo los anotaba, casi destrozándolos. Son libros envejecidos y trajinados”, explica. Estarán a la vista volúmenes como “Rojo y negro” de Stendhal o los cuentos de Maupassant, que el escritor limeño traduciría con fruición. “Ribeyro siempre fue un autor muy cercano al siglo XIX, muy tradicional, en cuanto a la estructura de sus relatos y la configuración de un mundo realista. El público puede descubrir en la muestra qué autores leía Ribeyro, a quiénes admiraba y cuál era su propio panteón como escritor”, señala el curador.
Ribeyro no perteneció al ‘boom’ latinoamericano porque sus cuentos y novelas no buscaron la prodigiosa audacia técnica de los textos de Cortázar, Vargas Llosa o Fuentes. Mucho menos, se inspiraron en el hoy agónico realismo mágico de García Márquez. Pero su clásica trasparencia se ha impuesto con el tiempo convocando hoy a lectores en toda Iberoamérica y convirtiendo en sus profetas a autores contemporáneos como Rodrigo Fresán o Enrique Vila-Matas.
“Hay un Ribeyro que aún espera ser descubierto”, señala Prado. Y es que, más allá de sus escritos, Ribeyro inventó una sensibilidad para observar el mundo cotidiano, de derrotados hombres comunes, siempre dueños de historias entre cómicas y absurdas.
MÁS INFORMACIÓN
LUGAR: CASA DE LA LITERATURA PERUANA DIRECCIÓN: JR. ÁNCASH 207, LIMA. INAUGURACIÓN: JUEVES 15, 7 P.M. ENTRADA: LIBRE. HASTA EL 4 DE MARZO.

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