Cómo Hollywood cambió mi opinión sobre Sarah Palin
Por: Gillian Tett Directora editorial en EE UU
Esto se debe no solo al hecho de que “Game Change” revela el alma atormentada del Partido Republicano, ni tampoco a la descripción de los errores que los estrategas políticos pueden cometer. El tema realmente persuasivo es el retrato de Sarah Palin, encarnado en la película por Julianne Moore, ya que quizá no hay nadie en la escena política estadounidense que refleje tantas contradicciones sobre la política de género como Palin, ni que deje a las mujeres profesionales como yo sintiéndose tan conmovidas.
Regresemos al 2008. Cuando recién se volvió famosa internacionalmente, después de que John McCain, el contendor presidencial republicano, la escogiera como su candidata a la vicepresidencia, yo –al igual que muchas de mis amigas– sentimos una satisfacción secreta. Era estimulante ver a una mujer en el escenario, en especial a una que parecía estar haciendo malabares para guardar el equilibrio entre su familia y su carrera, con sentido del humor, lentes y una figura casi, casi normal.
La popularidad de McCain levantó vuelo temporalmente, pero entonces vino la desilusión. Olvidemos los detalles de las opiniones políticas de Palin, ya que el tema clave era su falta de capacidad. En el escenario, Palin deslumbraba con su carisma, sin embargo, al entrar en campaña, parecía ser vergonzosamente ignorante sobre temas internacionales (¿se acuerdan de la entrevista en la que no pudo mencionar el nombre de ningún periódico?) A finales del 2008, Palin parecía tener tan poca experiencia que era difícil no llegar a la conclusión de que estaba dañando la imagen de las mujeres en la política, en vez de ayudarla. La última gota que derramó el vaso fue cuando estalló un escándalo sobre el costo de su vestimenta.
De alguna forma, “Game Change” confirma esos temores. De acuerdo con la película (basada en un libro del mismo nombre), Palin se lanzó a la fama porque los estrategas republicanos estaban desesperados por encontrar a alguien que pudiese contrarrestar el carisma de Barack Obama. Un rostro femenino se consideró un potencial “innovador del juego”. Eligieron a Palin porque se desenvolvía bien en el escenario, tenía una historia familiar interesante y opiniones conservadoras que atraerían a la base republicana. Nadie del entorno de McCain comprobó realmente si ella tenía los conocimientos o las habilidades para llegar a ser vicepresidenta. El equipo de McCain (y la misma Palin) asumieron que podría adquirir esos conocimientos mediante fichas de memorización. Es revelador que la única persona que pudo detectar las debilidades de Palin al inicio fue Nicolle Wallace, ex directora de Comunicaciones de la Casa Blanca y la otra mujer en el equipo.
La película no sugiere que Palin estaba libre de culpa. Si no hubiera sido tan angurrienta por llegar a la fama –o si hubiera tenido un mejor conocimiento de sí misma– podría haber dicho “no” a los estrategas y a la memorización de las fichas sobre política. Pero, para mi sorpresa, terminé de ver “Game Change” sintiendo simpatía por Moore/Palin. Ella surge como una mujer que mantiene ideales patrióticos que resuenan en muchos estadounidenses, pero que fue tergiversada por una máquina política sin control. Nunca pidió vestirse con ropa controversialmente costosa, como muchas otras cosas que le fueron impuestas para mantener una imagen.
Algunos podrán discutir esta versión de los sucesos. La semana pasada, Palin tildó a “Game Change” como ficción (y eso no es sorprendente. Como mi colega Jurek Martin ha observado, esta película puede aplastar sus futuras ambiciones políticas). Sin embargo, la película parece haberse basado en buenas investigaciones; además, plantea algunas interrogantes verdaderas, tales como: ¿Podrá la política en Estados Unidos ir algún día más allá de la obsesión actual por la imagen? ¿Es el hecho de ser mujer una fuente de poder en la política o un talón de Aquiles? ¿Puede el poder femenino ser debatido de manera neutral en lo que atañe al género? No existen respuestas fáciles, incluso en una campaña presidencial que probablemente será controlada por cuatro hombres.
Quizás el mensaje alentador de “Game Change” es que demuestra que algunos medios de comunicación en Estados Unidos están invirtiendo en programas televisivos serios, aún cuando la mayoría de canales han sido invadidos por el tipo de “noticias” obsesionadas con la imagen que inicialmente crearon el fenómeno Palin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario