«La buena información que está oculta es inútil; la mala información que está fácilmente disponible es nefasta»
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jueves, 17 de marzo de 2022
jueves, 22 de noviembre de 2018
Ciencia, tecnología y ambiente
“Si las neuronas se regeneraran nunca conocerías a tu madre”
Rakic, profesor de la Universidad de Yale, llevaba medio siglo defendiendo que en el cerebro humano no hay neurogénesis en la etapa adulta

Rakic, un croata neurocientífico y profesor de la Universidad de Yale, afincado desde hace años en Estados Unidos llevaba medio siglo defendiendo que en el cerebro humano no hay neurogénesis en la etapa adulta, un planteamiento que este año fue demostrado con un estudio publicado en Nature y liderado por el mexicano de origen asturiano Arturo Álvarez-Buylla, de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU).
Así se construye la intrincada red neuronal que usa nuestro cerebro para gestionar la información, adquirir conocimiento y manejar las emociones.
El científico dedicó su carrera al estudio del desarrollo y la evolución del cerebro, particularmente a los mecanismos que hacen posible que en un embrión humano las neuronas migren desde el lugar de nacimiento hasta su destino y posición final.
Todas las neuronas nacen en la fase embrionaria de los humanos, de ahí la importancia de que las embarazadas eviten el alcohol, el tabaco, las drogas, los rayos X y ciertas enfermedades víricas, porque interfieren en la creación o en la migración de neuronas a lo largo de toda la gestación: “en cada trimestre se generan neuronas de un tipo distinto, y los daños, por tanto, son distintos también”, explica el experto croata Pasko Rakic.
Pero, aunque se nace con todas las neuronas, éstas se moldean con el entorno, el aprendizaje, la experiencia y el conocimiento, “por eso es importante cuidarlas”, asegura Rakic.
Sin embargo, la genética pesa mucho a la hora de padecer ciertas enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, explica el neurocientífico.
Sobre la posibilidad de utilizar terapias con células madre para curar estas enfermedades, Rakic cree que no es viable: “aunque en la ciencia como en la vida nunca debes decir nunca, no veo cómo sustituir neuronas con otras nuevas en un adulto. Puede funcionar para otros órganos pero para el cerebro lo dudo mucho”.
Es que las neuronas son células muy peculiares y complejas. “Las de la piel, por ejemplo, pueden ser trasplantadas de la mano a la cara porque no tienen información según su posición, pero las neuronas, tienen distinta función y conectividad, según su posición, que viene determinada por su fecha de nacimiento”, dijo el croata.
El desarrollo cerebral, insiste Rakic, es de hecho la gran ventaja evolutiva de la especie humana: es la que “nos permite aprender y usar el conocimiento a lo largo de nuestra vida”, concluye.
miércoles, 29 de agosto de 2018
Ciencia, tecnología y ambiente
Escaramujos, las nuevas neuronas que tienen fascinados a los científicos
Un nuevo descubrimiento
en una de las partes más importantes del cerebro puede dibujar un nuevo
mapa del órgano más importante del ser humano

La han llamado escaramujos, o rosehip en inglés (rosa mosqueta), porque su apariencia se asemeja a la de una rosa sin los pétalos. Y su hallazgo puede servir a los especialistas para conseguir entender mejor los trastornos cerebrales.
El hallazgo, que ha sido posible gracias a la colaboración entre la Universidad de Szeged, en Hungría, y el Instituto Allen para la Ciencia Cerebral, con sede en Seattle, Estados Unidos, puede ayudar a explicar por qué muchos tratamientos experimentales para desórdenes cerebrales han funcionado en ratones pero no en personas.

"Es especial por su forma, sus conexiones y también por los genes que contiene", explicó Trygve Bakken, coautor de la investigación y neurocientífico del Instituto Allen.
Por el momento los investigadores saben dónde se encuentran y esto les hace entender que pueden tener una función significativa en nuestro organismo.
Están en la capa 1 del cerebro, también llamada neocórtex, la más externa y encargada de la consciencia, una característica considerada exclusivamente humana y de extrema importancia. Los daños en el neocórtex pueden afectar seriamente las habilidades cognitivas de un ser humano.
El descubrimiento, hecho tras el análisis del tejido cerebral de varios cerebros humanos, puede dar lugar a la creación de modelos más precisos y ajustados de nuestro órgano más importante.
Y para ello el equipo investigador tiene una demanda.

Los siguientes pasos para la investigación serán explorar la corteza externa de primates y después en personas que sufran trastornos neuropsiquiátricos, para comprobar si presentan alteraciones.
lunes, 27 de noviembre de 2017
miércoles, 2 de noviembre de 2016
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viernes, 2 de noviembre de 2012
domingo, 15 de julio de 2012
jueves, 10 de septiembre de 2009
Cultura empresarial
EL ESPECIALISTA
Ciencia, neurociencia y publicidad
Por: Hernán Campos*
Diversos estudios tratan de establecer relaciones, desde un punto de vista fisiológico, entre la actividad cerebral y el comportamiento del consumidor. Se basan en experimentos interactivos que con la ayuda de la psicología cognitiva y la neurociencia intentan definir patrones de conducta.
Todos sabemos que los estímulos externos (imágenes, sonidos, palabras) afectan nuestras percepciones y hábitos. Los seres humanos, al procesarlos, originamos reacciones internas (niveles hormonales, tasa cardíaca, etc.).
Según la central de medios PHD, podemos identificar cinco “gabinetes” en la mente: percepciones sensoriales (por ejemplo, las formas y colores de un envase), significados abstractos (como juventud, moda), significados somáticos (lo agradable, lo desagradable, etc.), actitudes aprendidas (combinar bien con cualquier comida) y comportamientos (tener tal producto cuando hay una fiesta).
Entonces, ¿cómo es que funciona la mente al escoger una marca? Según un trabajo del Dr. Tjaco Walvis, autor de investigaciones psicológicas en publicidad, el cerebro se basa en lo siguiente: escoge una marca que ha aprendido, que es la más apta para satisfacer sus metas biológicas y culturales; y selecciona la marca que ha sido capaz de satisfacer esas metas, con mayor frecuencia, en el pasado, con la interacción consiguiente.
El interés no es solamente académico, la corporación Disney, por ejemplo, ha estructurado en Austin Texas un laboratorio que mide la frecuencia cardíaca, conductividad de la piel y movimiento de ojos de espectadores, ante programas de televisión y comerciales, con los que validaron, por ejemplo, la importancia que tienen los llamados “product placement”. Estos originaron un 30% de aumento en la intención de compra.
Este tema da para mucho más que estas breves líneas; sin embargo, no puedo dejar de anotar que muchas de sus conclusiones validan lo que el ojo y la intuición de un profesional experimentado hubieran indicado de manera empírica.
(*) Director gerente-Publicidad Causa
lunes, 7 de septiembre de 2009
Comunicación
EL NUEVO PARADIGMA DE LA EDUCACIÓN
Al alumno con cariño
Por: Eduardo Zapata Lingüista
Hace muy poco tiempo, Rafael León puso sobre la mesa un tema cuya discusión seria se caía de evidente: aquel de los denominados jóvenes hiperactivos.
Sin ánimo de optar desde aquí por la eficacia o no de tal droga y sin el propósito de tomar partido por el abuso de lobotomías socialmente aceptadas o el laissez faire, queremos aportar algo —desde nuestra experiencia docente y semiológica— sobre estos jóvenes hiperactivos.
Y ese algo que queremos aportar está referido a los efectos que están teniendo las nuevas tecnologías de la información sobre mentes y conductas de niños y adolescentes. Nunca tan evidente —porque ahora vivimos un auténtico cambio cultural, si alguien aún se niega a verlo— que las tecnologías de la información alteran no solo nuestros modos de interactuar, nuestras instituciones, la manera de construir nuestros imaginarios. Sino que alteran nuestra propia gnosis, la manera como codificamos y decodificamos el mundo.
La tierra no es plana gritaba Ptolomeo. Y era cierto. La tierra no es redonda, decía recientemente Thomas Friedman en su libro “La tierra es plana”. Y también es cierto.
Nos habíamos acostumbrado tanto a un mundo de homogéneos, que cualquier rasgo de diferencia era imperfección del modelo. Si el hombre había sido hecho a imagen y semejanza de Dios, pues todos éramos (debíamos serlo) iguales. Y las historias nos hablan de cruzadas violentas —físicas y de las otras— emprendimos para eliminar las “diferencias”.
Cito dos nombres de científicos del cerebro para tomar en cuenta: Susan Greenfield y Bruce Lahn. Ambos coinciden en mostrar correlaciones entre cambios en las tecnologías de la información y configuración cerebral. Y cito un dato más. La tecnología de la palabra escrita alfabética tiene solo 2.800 años en el largo recorrido de la historia de la humanidad.
Sin embargo —y era lógico— la supremacía de la palabra escrita sobre la oral se hizo impronta de modelo y desarrollo. Y todos los no adscritos a ella resultaron no solo ignorantes, sino —peor aun— “diferentes” a ser redimidos en y por la homogeneidad. No solo en su ignorancia de código (que existía y existe), sino en la redención de sus “almas” y “espíritus”.
La tecnología de la información electrónica ha cambiado ya las mentes y conductas de sus hijos. Mal haríamos, entonces, en ver “defectos” redimibles (psicológica o farmacológicamente) donde hay simplemente productos culturales distintos. Seres humanos que —nos guste o no— poseen una gnosis distinta, como distintas son sus competencias y habilidades. Sus conductas mismas.
La “electronalidad” hace a sus usuarios diestros en el manejo de varios códigos con simultaneidad. Esa misma tecnología los hace multisensoriales y no solo visuales (como lo hizo el libro). Ellos son ya hijos de una cultura del “hacer” y no de un “ser” homogéneo y estable.
Si me preguntasen —como docente— qué pienso del niño o joven que se sienta quietecito y sumiso en el aula y que “se esfuerza” en mantenerse cruzado de brazos, tendría que decir que me preocupa. Y si, en cambio, afronto un estudiante movedizo, que interviene con lucidez intermitente, pero que uno sabe que está allí, tiendo a seguir su desarrollo.
Salvo desórdenes químicos, los niños y jóvenes de hoy tienden a lo que ayer —tiempos estables de “buenas conductas”— llamábamos hiperactividad o desconcentración. Alumnos-problema, añadirían algunos.
Y aquí me detengo para rendir un homenaje a dos jóvenes publicistas de la UPC, que hoy triunfan —sí, triunfan— en Holanda. Me refiero a Giancarlo Lanfranco y Rolando Córdova.
Ambos distintos, pero con conductas “poco normales” cuando estudiaban. Ambos grandes muchachos, a pesar de sus “exterioridades” poco ortodoxas. Inteligencias creativas escondidas, casi siempre, en la opinión discreta y justa.
Recuerdo que algunos de sus profesores no apostaban por ellos por su atipia. Me complace haber tenido con ellos una relación estimulantemente cariñosa y haber podido ofrecerles —en la medida de mis competencias— mi apoyo y fe.
Si ayer rendíamos homenaje al maestro con cariño, manzanas y ceremonias incluidas, me quedo con estas líneas que se sintetizan en “al alumno con cariño”. También la electrónica ha destronado al maestro de su excluyente papel de deidad, padre o autoridad hereditarios. Todo eso —gracias a la tecnología— el maestro debe ganárselo en el aula. Con rigor, pero con cariño y respeto a los estudiantes.
lunes, 27 de octubre de 2008
¿Navegar por Internet está alterando los cerebros de los seres humanos?
El Comercio 27 de octubre del 2008
Los 'nativos digitales' siempre exploran en busca de la próxima pieza de información, lo que puede provocar daños en las redes neuronales
Canberra (Reuters).- Internet no solo está cambiando el modo en que las personas viven sino también cómo funcionan sus cerebros y un neurocientífico asegura que se trata de un cambio evolutivo que pondrá a los expertos en tecnología al frente del nuevo orden social. Gary Small, neurocientífico de la University of California en Los Angeles (UCLA) que se especializa en el funcionamiento del cerebro, descubrió mediante estudios que navegar en internet y enviar mensajes de texto ha hecho a los cerebros más avezados a la hora de filtrar información y tomar decisiones rápidas. Sin embargo, aunque la tecnología puede acelerar el aprendizaje e impulsar la creatividad, tendría desventajas, ya que puede crear adictos a internet cuyos únicos amigos son virtuales y ha provocado un drástico aumento en el diagnóstico de trastornos por déficit de atención. Con todo, Small considera que las personas que estarán al frente en la próxima generación serán las que tengan una mezcla de habilidades tecnológicas y sociales. "Estamos viendo un cambio evolutivo. La gente de la próxima generación que realmente se va a destacar es la que domine la tecnología y también las habilidades del cara a cara", dijo Small a Reuters en una entrevista telefónica. "Sabrán cuándo la mejor respuesta a un correo electrónico o a un mensaje instantáneo es hablar en lugar de sentarse y seguir enviando correos electrónicos", agregó. En su recién lanzado cuarto libro "iBrain: Surviving the Technological Alteration of the Modern Mind" (iCerebro: Sobrevivir a la alteración tecnológica de la mente moderna), Small observa cómo la tecnología ha alterado el modo en que las mentes jóvenes desarrollan, procesan e interpretan la información.Small, director del Centro de Investigación de la Memoria y el Envejecimiento del Instituto Semel para la Neurociencia y el Comportamiento Humano y el Centro sobre Envejecimiento de la UCLA, dijo que el cerebro era muy sensible a los cambios en el entorno como los que traía la tecnología. El experto señaló que un estudio realizado sobre 24 adultos mientras utilizaban Internet descubrió que los internautas experimentados duplicaban la actividad en áreas del cerebro que controlan la toma de decisiones y el razonamiento complejo, comparado con los novatos en la web. "El cerebro está muy especializado en su sistema de circuitos y si repites tareas mentales una y otra vez reforzará ciertos circuitos neurales e ignorará otros", declaró Small. "Estamos cambiando el entorno. El joven promedio actualmente pasa nueve horas al día exponiendo su cerebro a la tecnología. La evolución es una mejora de un momento al otro y lo que estamos viendo es cómo la tecnología afecta nuestra evolución", añadió el autor. Sin embargo, Small dijo que esta multi-tarea podría causar problemas. La generación experta en tecnología, a los que llama "nativos digitales", siempre están explorando en busca de la próxima pieza de nueva información, lo que puede provocar estrés e incluso daños en las redes neurales. "También está el gran problema del rechazo a las habilidades de contacto humano y la pérdida de capacidad para leer expresiones emocionales y el lenguaje corporal", señaló el investigador."Pero se pueden tomar medidas para controlar esto. Esto implica tomarse tiempo para recortar (el uso de) la tecnología, como cenar en familia, para encontrar el equilibrio. Es importante comprender cómo la tecnología está afectando nuestras vidas y nuestros cerebros para controlarlo", finalizó Small.