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lunes, 13 de febrero de 2023
lunes, 15 de agosto de 2022
Solemnidad de la Asunción de la Virgen María al Cielo
Hoy, todos estamos celebrando la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María al Cielo. Completada su vida terrenal, la Santísima Virgen María, Madre de Dios, fue llevada al Cielo en cuerpo y alma.

pildorasdefe.net
miércoles, 4 de mayo de 2022
viernes, 25 de marzo de 2022
viernes, 4 de marzo de 2022
lunes, 21 de febrero de 2022
jueves, 9 de diciembre de 2021
lunes, 6 de septiembre de 2021
lunes, 16 de agosto de 2021
lunes, 14 de mayo de 2012
lunes, 16 de mayo de 2011
Religión, Pastoral
Autor: Aci Digital La "adoración" a María | |||
Hay algunos que piensan que los católicos "adoramos" a María ¿Es eso cierto? | |||
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jueves, 9 de diciembre de 2010
Religión, Pastoral
Fuente: Catholic.net
Autor: Por Martin Zavala M.P.D.
Fuente: Defiendetufe.org
Explicando la Inmaculada Concepción
La Virgen María fue concebida sin el pecado original. ¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Pregunta un lector:
Hola, Hace unos meses atrás escuché al diácono diciendo que María fue concebida sin pecado original y luego dijo que ella nació sin pecado.
Yo siempre pensé que cuando se decía de la Virgen sin pecado concebida se refería a la Concepción de Jesús por medio del Espíritu Santo y por ende él era el nacido sin pecado.
¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Respuesta
Es un hecho que Dios nos creó con diferentes maneras de ser a cada uno y también nos llama a un diferente ministerio o servicio a Él y a nuestro prójimo. En este caso La Santísima Virgen María fue creada ex profeso (y sólo ella) para ser la progenitora del Hijo de Dios, con todas las consecuencias que esto traería.
Una de las maravillosas y principales consecuencias es la que veremos en este tema y te ayudará a dar razones de lo que creemos.
La Inmaculada Concepción De María
Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes:
1.- Razón principal.
Jesucristo, el Salvador prometido (Gen 2,15; Is 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil 2,6-7), para que esto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral.
Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Esto fue posible por los Méritos de Jesucristo.
Pongamos un ejemplo para explicarlo más sencillamente: Cuando a una persona la llevan a la cárcel, puede ir después el abogado y pagando una fianza o cantidad de dinero lográ sacarlo de allí. La persona estuvo dentro y tal vez hizo algo malo para merecer eso, sin embargo, gracias a la fianza logró salir.
Pero también puede darse el caso de que otra persona vaya a ser llevada a la cárcel y el abogado ponga antes "un amparo" y logre que esta persona NO entre y no pise nunca la cárcel.
Algo similar a este segundo caso pasó con la Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser ella escogida para ser su madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús-como el amparo- ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original.
2.- Razón bíblica.
Lo anterior nos sirve para profundizar el texto bíblico de Lc.1,28. La palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como "Kedesh"= piadoso, o "santo" en alguno de sus superlativos ó grado máximo y "Gratia plena" (del texto latino).
Llegó el Ángel hasta ella y le dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Lc 1,28
Traducido literalmente dice "Plenitud de gracia", o en el Ave María en español que dice: "Llena eres de gracia" (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios).
Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo. Ella es: "La Santísima Virgen María". Por lo tanto si ella era la "Santísima" tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado.
Otro ejemplo está en Jueces 6,12 que dice: "Y el ángel de Yahvé se le apareció y le dijo: "Shalóm lac, gibor hehayil"
(Texto hebreo que significa: "Super-valientísimo". Y el personaje mencionado, llamándose Gedeón, el ángel (enviado por Dios [v.11] le llama "valiente en grado máximo".
Así, igual, en Lc,1,28 el ángel enviado por Dios le llamó a María así: "Poseedora de gracias en grado máximo", tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada.
Esto ilumina Gn 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es: El Maligno que es "suma de maldad" luchando contra "suma de santidad" que es María, madre del Salvador.
Eso es lo que la Biblia nos quiso decir. Por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original.
3.- Razón eclesial.
Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim 3,15). Por eso Jesús no mandó escribir ni él escribió nada.
En el orden del tiempo la Iglesia es antes que la Biblia. Por este motivo veamos aquí la voz de la autoridad de la Iglesia Católica sobre este tema:
El 8 de Diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la " Inmaculada Concepción de María " en su Bula "Inefabilis Deus".
Agradezcamos a Dios el maravilloso regalo de enviarnos a su Hijo Jesucristo por medio de la Inmaculada concepción de María
Autor: Por Martin Zavala M.P.D.
Fuente: Defiendetufe.org
Explicando la Inmaculada Concepción
La Virgen María fue concebida sin el pecado original. ¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Pregunta un lector:
Hola, Hace unos meses atrás escuché al diácono diciendo que María fue concebida sin pecado original y luego dijo que ella nació sin pecado.
Yo siempre pensé que cuando se decía de la Virgen sin pecado concebida se refería a la Concepción de Jesús por medio del Espíritu Santo y por ende él era el nacido sin pecado.
¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Respuesta
Es un hecho que Dios nos creó con diferentes maneras de ser a cada uno y también nos llama a un diferente ministerio o servicio a Él y a nuestro prójimo. En este caso La Santísima Virgen María fue creada ex profeso (y sólo ella) para ser la progenitora del Hijo de Dios, con todas las consecuencias que esto traería.
Una de las maravillosas y principales consecuencias es la que veremos en este tema y te ayudará a dar razones de lo que creemos.
La Inmaculada Concepción De María
Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes:
1.- Razón principal.
Jesucristo, el Salvador prometido (Gen 2,15; Is 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil 2,6-7), para que esto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral.
Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Esto fue posible por los Méritos de Jesucristo.
Pongamos un ejemplo para explicarlo más sencillamente: Cuando a una persona la llevan a la cárcel, puede ir después el abogado y pagando una fianza o cantidad de dinero lográ sacarlo de allí. La persona estuvo dentro y tal vez hizo algo malo para merecer eso, sin embargo, gracias a la fianza logró salir.
Pero también puede darse el caso de que otra persona vaya a ser llevada a la cárcel y el abogado ponga antes "un amparo" y logre que esta persona NO entre y no pise nunca la cárcel.
Algo similar a este segundo caso pasó con la Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser ella escogida para ser su madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús-como el amparo- ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original.
2.- Razón bíblica.
Lo anterior nos sirve para profundizar el texto bíblico de Lc.1,28. La palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como "Kedesh"= piadoso, o "santo" en alguno de sus superlativos ó grado máximo y "Gratia plena" (del texto latino).
Llegó el Ángel hasta ella y le dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Lc 1,28
Traducido literalmente dice "Plenitud de gracia", o en el Ave María en español que dice: "Llena eres de gracia" (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios).
Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo. Ella es: "La Santísima Virgen María". Por lo tanto si ella era la "Santísima" tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado.
Otro ejemplo está en Jueces 6,12 que dice: "Y el ángel de Yahvé se le apareció y le dijo: "Shalóm lac, gibor hehayil"
(Texto hebreo que significa: "Super-valientísimo". Y el personaje mencionado, llamándose Gedeón, el ángel (enviado por Dios [v.11] le llama "valiente en grado máximo".
Así, igual, en Lc,1,28 el ángel enviado por Dios le llamó a María así: "Poseedora de gracias en grado máximo", tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada.
Esto ilumina Gn 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es: El Maligno que es "suma de maldad" luchando contra "suma de santidad" que es María, madre del Salvador.
Eso es lo que la Biblia nos quiso decir. Por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original.
3.- Razón eclesial.
Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim 3,15). Por eso Jesús no mandó escribir ni él escribió nada.
En el orden del tiempo la Iglesia es antes que la Biblia. Por este motivo veamos aquí la voz de la autoridad de la Iglesia Católica sobre este tema:
El 8 de Diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la " Inmaculada Concepción de María " en su Bula "Inefabilis Deus".
Agradezcamos a Dios el maravilloso regalo de enviarnos a su Hijo Jesucristo por medio de la Inmaculada concepción de María
martes, 24 de agosto de 2010
lunes, 13 de julio de 2009
Religión

Fuente: Catholic.net
Autor: Aci Digital
La "adoración" a María
Hay algunos que piensan que los católicos "adoramos" a María ¿Es eso cierto?
Hay algunos que piensan que los católicos "adoramos" a María ¿Es eso cierto?
Primero que nada, hay que decir que los católicos no adoramos a la Virgen María. El culto que le profesamos no es adoración, puesto que ésta corresponde únicamente a Dios. Los católicos veneramos a Santa María, porque Ella es la mujer a quien Dios escogió para que fuera la Madre de Cristo. Es decir, María no es una persona cualquiera, es la Madre del mismo Dios.
María es bienaventurada por el hecho de haber sido escogida por Dios para llevar al Salvador en su seno, y por ello los católicos la hemos llamado así durante "todas las generaciones". El respeto y veneración que le profesamos los católicos a la Santísima Virgen tiene, por lo tanto, bases bíblicas sólidas.
1. Desde el designio divino
Dios manda alabar a María. El ángel Gabriel enviado por Dios saludó a María con estas palabras: "Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo" (Lc 1,28). Dios Padre ha querido asociar a María a la realización de su Plan de Reconciliación. Es así que María está asociada a la obra de su Hijo, el Señor Jesús. No es un simple capricho o exageración el reconocer la maternidad divina de María. El misterio de María está íntimamente unido al misterio de su Hijo. En Ella "todo está referido a Cristo", subordinado a Él. María no tiene naturaleza divina y todos sus dones le vienen por los méritos de su Hijo, y no por ello deja de ser una mujer única, con dones únicos para una misión muy particular en la historia.
La cooperación de María en la obra de la Reconciliación. Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de su importante misión; ella es la "Llena de gracia". Sin esta gracia única, María no hubiera podido responder a tan grande llamado. Ella es Inmaculada, libre de todo pecado original, en virtud de los méritos de su Hijo (LG 53).
Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y posibilidad humanas (Catecismo de la Iglesia Católica n. 497). María es, pues, una mujer muy especial, dotada por Dios para ser Madre del Redentor, Madre de Dios.
2. Testimonio de las Escrituras
Los Evangelios nos la presentan como activa colaboradora en la misión de su Hijo. En Belén da a luz a Jesús, lo presenta a los pastores, a los Magos y en el Templo; convive con Él treinta años en Nazareth; intercede en Caná; sufre al pie de la cruz; ora en el Cenáculo. Por tanto, hacer a un lado a María, separarla de Cristo, no es lo que la revelación enseña. Si los Reyes Magos adoraron a Jesús en brazos de María, ¿será idolatría imitar su ejemplo?
3. En la vida de la Iglesia
La Iglesia nos presenta a María como Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. "Pero todo esto ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador" (S. Ambrosio). La luna brilla porque refleja la luz del sol. La luz de la luna no quita ni añade nada a la luz del sol, sino manifiesta su resplandor. De la misma manera, la mediación de María depende de la de Cristo, único Mediador.
El culto a María está basado en estas palabras proféticas: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso" (Lc 1, 48-49). Ella será llamada bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina, sino por las maravillas que el Poderoso hizo en ella. Así como María presentó a los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le presentaran dones y se alegraran con el gozo de su venida, así el culto a la Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado, glorificado y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos. María nunca busca reducir la gloria de su propio Hijo; todo lo contrario, y así es como lo ha entendido la Iglesia desde los primeros siglos, cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo en compañía de la Virgen Madre (Hch 1,14).
Autor: Aci Digital
La "adoración" a María
Hay algunos que piensan que los católicos "adoramos" a María ¿Es eso cierto?
Hay algunos que piensan que los católicos "adoramos" a María ¿Es eso cierto?
Primero que nada, hay que decir que los católicos no adoramos a la Virgen María. El culto que le profesamos no es adoración, puesto que ésta corresponde únicamente a Dios. Los católicos veneramos a Santa María, porque Ella es la mujer a quien Dios escogió para que fuera la Madre de Cristo. Es decir, María no es una persona cualquiera, es la Madre del mismo Dios.
María es bienaventurada por el hecho de haber sido escogida por Dios para llevar al Salvador en su seno, y por ello los católicos la hemos llamado así durante "todas las generaciones". El respeto y veneración que le profesamos los católicos a la Santísima Virgen tiene, por lo tanto, bases bíblicas sólidas.
1. Desde el designio divino
Dios manda alabar a María. El ángel Gabriel enviado por Dios saludó a María con estas palabras: "Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo" (Lc 1,28). Dios Padre ha querido asociar a María a la realización de su Plan de Reconciliación. Es así que María está asociada a la obra de su Hijo, el Señor Jesús. No es un simple capricho o exageración el reconocer la maternidad divina de María. El misterio de María está íntimamente unido al misterio de su Hijo. En Ella "todo está referido a Cristo", subordinado a Él. María no tiene naturaleza divina y todos sus dones le vienen por los méritos de su Hijo, y no por ello deja de ser una mujer única, con dones únicos para una misión muy particular en la historia.
La cooperación de María en la obra de la Reconciliación. Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de su importante misión; ella es la "Llena de gracia". Sin esta gracia única, María no hubiera podido responder a tan grande llamado. Ella es Inmaculada, libre de todo pecado original, en virtud de los méritos de su Hijo (LG 53).
Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y posibilidad humanas (Catecismo de la Iglesia Católica n. 497). María es, pues, una mujer muy especial, dotada por Dios para ser Madre del Redentor, Madre de Dios.
2. Testimonio de las Escrituras
Los Evangelios nos la presentan como activa colaboradora en la misión de su Hijo. En Belén da a luz a Jesús, lo presenta a los pastores, a los Magos y en el Templo; convive con Él treinta años en Nazareth; intercede en Caná; sufre al pie de la cruz; ora en el Cenáculo. Por tanto, hacer a un lado a María, separarla de Cristo, no es lo que la revelación enseña. Si los Reyes Magos adoraron a Jesús en brazos de María, ¿será idolatría imitar su ejemplo?
3. En la vida de la Iglesia
La Iglesia nos presenta a María como Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. "Pero todo esto ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador" (S. Ambrosio). La luna brilla porque refleja la luz del sol. La luz de la luna no quita ni añade nada a la luz del sol, sino manifiesta su resplandor. De la misma manera, la mediación de María depende de la de Cristo, único Mediador.
El culto a María está basado en estas palabras proféticas: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso" (Lc 1, 48-49). Ella será llamada bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina, sino por las maravillas que el Poderoso hizo en ella. Así como María presentó a los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le presentaran dones y se alegraran con el gozo de su venida, así el culto a la Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado, glorificado y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos. María nunca busca reducir la gloria de su propio Hijo; todo lo contrario, y así es como lo ha entendido la Iglesia desde los primeros siglos, cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo en compañía de la Virgen Madre (Hch 1,14).
lunes, 1 de junio de 2009
Religión

Autor: P. Marcelo Rivas Sánchez Fuente: Catholic.net
Ayúdame y adiós: una práctica tan vieja como el mundo
Es muy peligroso que estemos haciendo turismo religioso y nuestra vida familiar, vecinal y laboral siga de mal en peor
Los países católicos, todos sin excepción, tenemos que ver con alguna imagen de la Virgen María.
De estas imágenes de la Virgen que son queridas y veneradas por todo el mundo, necesitamos especificar “ciertos” peligros que de tanto repetirlos se están haciendo muy comunes entre sus devotos.
Estamos falseando lo esencial a su devoción: somos muchos, demasiados, los que vamos a los Santuarios marianos y nos quedamos con ir, lo que nos deja tan vacíos que solamente volviendo cada año es que “nos recargamos”.
Es muy peligroso que estemos haciendo turismo religioso y nuestra vida familiar, vecinal y laboral siga de mal en peor. Hasta llevamos la imagen en la cartera, en el coche y la tenemos en el escritorio pero como adorno y nada más.
Se nos ha olvidado que lo esencial de la devoción mariana es reflejar en nuestras vidas las virtudes de María, madre de Dios y madre nuestra. Para ello necesitamos, de manera especial, tocar con mucho cuidado las primeras páginas del evangelista san Lucas. Allí se nos narra el significado exacto de María escogida por Dios para traernos al Salvador de la humanidad.
Muchas flores y adornos
Cuestión que no es criticable, todo lo contrario, es una muestra de la fe, pero no es la totalidad de lo que significa y quiere la Virgen María para con sus devotos. Estamos acostumbrados a ofrecer. Recuerdo aquella comadre que se puso muy brava conmigo, pues vino a pedirme dinero para ir a un santuario en una isla lejana para pagar una promesa. Yo le dije: "A la Madre de Dios le puede pagar sus promesas en todas partes y además, ¿no será que usted está buscando echar un paseo por la isla y hacer unas compras?".
Yo he escuchado lo siguiente. "Virgencita si me haces el milagro te compro tantas velas y si no me lo haces no te prendo ninguna". A la Virgen lo que le importa de verdad, es nuestra vida. Una vida recta y llena de caridad para con el prójimo. Una vida donde los sacramentos vividos y asumidos con ánimo cristiano sean las flores y los adornos que embellezcan nuestras vidas.
Oración y emoción
Al llegar a su Santuario. Al escuchar sus milagros. Al oír una canción mariana y al verla pasar en procesión, se despierta en muchos una emotividad tan de nosotros que la música, los cohetes, las flores y los actos son pocos para ofrecerlos a la Virgen. He experimentado en mis 10 años de vida parroquial esas manifestaciones de fe y de emoción donde los gritos lanzados en oración son testigos de excepción. Lástima, y digo lástima como una queja, pues al pasar la imagen, pasa la emotividad, y casi de inmediato, seguimos tan natural con la vida “loca” bien cantada por Ricky Martin. Una vida que “para nada” tiene que ver con la Virgen, pues se sigue igual o tal vez peor.
Comunidades enteras que se esfuerzan y se unen para reparar, limpiar y adornar sus calles y al otro día siguen tan divididos y enfrentados como siempre. Hay el caso que por una bambalina mal puesta o no colocada, la división entre los vecinos se ha acentuado y desde ese día se declaran la guerra y con la Virgen de testigo.
Ayúdame y adiós
Una práctica tan vieja como el mundo. Buscamos a la Virgen, para que nos ayude y al tener el “milagro” nos perdemos de vista. Es como una búsqueda por necesidad y una huída sin pensarlo. Es toda una práctica “religiosa” que se parece a una farmacia: voy a ella cuando tengo necesidad de una medicina porque estoy enfermo, el resto no voy porque no me hace falta.
La devoción a la Virgen debe ser sincera y estar centrada en un hecho religioso que marca y da vida al cristiano que la practica dentro de su fe. Es decir, que necesitamos madurar toda manifestación de fe hacia la Madre de Dios. Manifestación que debe ser comprendida y vivida en lo esencial del misterio Encarnado del Verbo de Dios en el vientre virginal de María.
No es una mera devoción a una imagen que pasa o una serie de actos por salir del paso ante la fiesta o el movimiento de la imagen por mi calle o vecindario. Es algo mucho más serio que la simple visita. De ahí el peligro de flores, adornos, velas, oraciones emotivas cuando después, con el adiós rutinario, seguimos tan campantes y no hay cambio ni reflexión.
Propongámonos el siguiente camino de acción:
- Voy, seriamente, a conocer la historia y la vida de la Virgen María. Evangelios, Catecismo de la Iglesia Católica, libros de devoción, con una lectura diaria de 5 minutos. En dos meses tendremos una idea diligente de quien es la Virgen María.
- Me voy a preguntar: ¿cuál es mi devoción? Y al escogerla o tenerla voy a tratar de conocerla. ¿Dónde está? ¿Cómo apareció o llegó? ¿Cuáles son sus virtudes? ¿Qué implica ser su devoto? ¿Cuáles son mis obligaciones? Eso tarda tres meses. Ya van seis del año.
- Cerca de mi casa hay un templo parroquial. Debo asistir y allí voy a encontrar, de seguro, la devoción mariana y un grupo parroquial. ¿Por qué no formas parte de ese grupo de personas? Ellos te ayudarán y tú los ayudarás a ellos a hacer crecer, seriamente, la devoción. Otros seis meses.
En un año serás una persona perfectamente realizada, un creyente serio y dinámico, no sólo para verla pasar, sino para vivir la fe desde María, la Virgen, para gloria de Dios.
Ayúdame y adiós: una práctica tan vieja como el mundo
Es muy peligroso que estemos haciendo turismo religioso y nuestra vida familiar, vecinal y laboral siga de mal en peor
Los países católicos, todos sin excepción, tenemos que ver con alguna imagen de la Virgen María.
De estas imágenes de la Virgen que son queridas y veneradas por todo el mundo, necesitamos especificar “ciertos” peligros que de tanto repetirlos se están haciendo muy comunes entre sus devotos.
Estamos falseando lo esencial a su devoción: somos muchos, demasiados, los que vamos a los Santuarios marianos y nos quedamos con ir, lo que nos deja tan vacíos que solamente volviendo cada año es que “nos recargamos”.
Es muy peligroso que estemos haciendo turismo religioso y nuestra vida familiar, vecinal y laboral siga de mal en peor. Hasta llevamos la imagen en la cartera, en el coche y la tenemos en el escritorio pero como adorno y nada más.
Se nos ha olvidado que lo esencial de la devoción mariana es reflejar en nuestras vidas las virtudes de María, madre de Dios y madre nuestra. Para ello necesitamos, de manera especial, tocar con mucho cuidado las primeras páginas del evangelista san Lucas. Allí se nos narra el significado exacto de María escogida por Dios para traernos al Salvador de la humanidad.
Muchas flores y adornos
Cuestión que no es criticable, todo lo contrario, es una muestra de la fe, pero no es la totalidad de lo que significa y quiere la Virgen María para con sus devotos. Estamos acostumbrados a ofrecer. Recuerdo aquella comadre que se puso muy brava conmigo, pues vino a pedirme dinero para ir a un santuario en una isla lejana para pagar una promesa. Yo le dije: "A la Madre de Dios le puede pagar sus promesas en todas partes y además, ¿no será que usted está buscando echar un paseo por la isla y hacer unas compras?".
Yo he escuchado lo siguiente. "Virgencita si me haces el milagro te compro tantas velas y si no me lo haces no te prendo ninguna". A la Virgen lo que le importa de verdad, es nuestra vida. Una vida recta y llena de caridad para con el prójimo. Una vida donde los sacramentos vividos y asumidos con ánimo cristiano sean las flores y los adornos que embellezcan nuestras vidas.
Oración y emoción
Al llegar a su Santuario. Al escuchar sus milagros. Al oír una canción mariana y al verla pasar en procesión, se despierta en muchos una emotividad tan de nosotros que la música, los cohetes, las flores y los actos son pocos para ofrecerlos a la Virgen. He experimentado en mis 10 años de vida parroquial esas manifestaciones de fe y de emoción donde los gritos lanzados en oración son testigos de excepción. Lástima, y digo lástima como una queja, pues al pasar la imagen, pasa la emotividad, y casi de inmediato, seguimos tan natural con la vida “loca” bien cantada por Ricky Martin. Una vida que “para nada” tiene que ver con la Virgen, pues se sigue igual o tal vez peor.
Comunidades enteras que se esfuerzan y se unen para reparar, limpiar y adornar sus calles y al otro día siguen tan divididos y enfrentados como siempre. Hay el caso que por una bambalina mal puesta o no colocada, la división entre los vecinos se ha acentuado y desde ese día se declaran la guerra y con la Virgen de testigo.
Ayúdame y adiós
Una práctica tan vieja como el mundo. Buscamos a la Virgen, para que nos ayude y al tener el “milagro” nos perdemos de vista. Es como una búsqueda por necesidad y una huída sin pensarlo. Es toda una práctica “religiosa” que se parece a una farmacia: voy a ella cuando tengo necesidad de una medicina porque estoy enfermo, el resto no voy porque no me hace falta.
La devoción a la Virgen debe ser sincera y estar centrada en un hecho religioso que marca y da vida al cristiano que la practica dentro de su fe. Es decir, que necesitamos madurar toda manifestación de fe hacia la Madre de Dios. Manifestación que debe ser comprendida y vivida en lo esencial del misterio Encarnado del Verbo de Dios en el vientre virginal de María.
No es una mera devoción a una imagen que pasa o una serie de actos por salir del paso ante la fiesta o el movimiento de la imagen por mi calle o vecindario. Es algo mucho más serio que la simple visita. De ahí el peligro de flores, adornos, velas, oraciones emotivas cuando después, con el adiós rutinario, seguimos tan campantes y no hay cambio ni reflexión.
Propongámonos el siguiente camino de acción:
- Voy, seriamente, a conocer la historia y la vida de la Virgen María. Evangelios, Catecismo de la Iglesia Católica, libros de devoción, con una lectura diaria de 5 minutos. En dos meses tendremos una idea diligente de quien es la Virgen María.
- Me voy a preguntar: ¿cuál es mi devoción? Y al escogerla o tenerla voy a tratar de conocerla. ¿Dónde está? ¿Cómo apareció o llegó? ¿Cuáles son sus virtudes? ¿Qué implica ser su devoto? ¿Cuáles son mis obligaciones? Eso tarda tres meses. Ya van seis del año.
- Cerca de mi casa hay un templo parroquial. Debo asistir y allí voy a encontrar, de seguro, la devoción mariana y un grupo parroquial. ¿Por qué no formas parte de ese grupo de personas? Ellos te ayudarán y tú los ayudarás a ellos a hacer crecer, seriamente, la devoción. Otros seis meses.
En un año serás una persona perfectamente realizada, un creyente serio y dinámico, no sólo para verla pasar, sino para vivir la fe desde María, la Virgen, para gloria de Dios.
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