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viernes, 10 de septiembre de 2021
martes, 23 de abril de 2019
General
En portada
Biblioteca Nacional del Perú: Del estante a la nube
Digitalizar un libro no significa desaparecer el ejemplar físico. Al contrario, los procesos de digitalización ayudan a preservar el patrimonio y, al hacerlo más accesible al lector, contribuyen con la cultura y la educación.









15.866 libros tiene la colección del Fondo Antiguo de la Biblioteca Nacional del Perú.
Una
de las primeras cosas que hizo José de San Martín tras la proclamación
de la independencia fue fundar la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), el
28 de agosto de 1821. No era casualidad. En cada ciudad liberada el
argentino fundaba una biblioteca. En Santiago de Chile, por ejemplo, San
Martín donó los 10.000 pesos que el cabildo de dicha ciudad le había
dado por su victoria en Chacabuco para la creación de la biblioteca
local y, cuando llegó al Perú, no dudó en desprenderse de 600 libros de
su acervo personal para contribuir con el establecimiento de una
Biblioteca Nacional en Lima “para el uso de todas las personas que
gusten concurrir a ella”, como señalaba en la resolución de la
fundación.
Entre
los libros que donó hay obras de teatro, tratados de matemática,
enciclopedias de ciencia y arte y muchos otros ejemplares dignos de
admirar. Entre ellos, le seguiremos la pista a un pequeño libro que
destaca por sus abigarrados textos escritos en letra gótica y cuya fecha
de impresión señalada es 1499: se llama Opus pulcherrimuz chiromantie
y describe los artilugios de la adivinación a través de la lectura de
manos. Según Ricardo Palma es uno de los primeros ejemplares impresos en
la ciudad de Venecia.
El Opus,
de valor histórico y documental indiscutible, reposa hoy —restaurado y
apropiadamente conservado— en la bóveda de la BNP, bajo la tranquilidad
que le da el nuevo sistema de seguridad que combina cámaras, monitoreo y
acceso biométrico.
Pero esto no
significa que sea solo una pieza de museo. Ver el ejemplar en físico
puede ser un lujo reservado para pocos, sí, pero si usted descarga la
aplicación de la BNP en su teléfono celular, completa el registro,
accede al catálogo en línea y pone “quiromancia” en el buscador, la
versión digital del Opus pulcherrimuz chiromantie aparecerá ante
sus ojos. Esto gracias al proyecto de digitalización emprendido por la
mayor institución bibliotecaria del país.

Una de las labores del equipo de conservación es embarcarse en el minucioso proceso de encuadernación de ejemplares antiguos.
* * *
El Opus es uno de los más de 17.000 libros que compone la biblioteca digital de la BNP y en la que podemos encontrar también 39 libros reconocidos por la Unesco como Memoria del Mundo; los libros devueltos por Chile en 2007; los manuscritos y correspondencias de, por ejemplo, Ricardo Palma, Pedro Zulen y Nicolás de Piérola; los volúmenes y folletos de Félix Coronel Zegarra o las partituras originales del himno nacional compuesto por José Bernardo Alcedo. La digitalización parece haber llegado para cumplir, con creces, el sueño de San Martín: que la biblioteca sea para el uso de todas las personas que gusten concurrir a ella. Ahora, podríamos agregar, también a larga distancia.
El Opus es uno de los más de 17.000 libros que compone la biblioteca digital de la BNP y en la que podemos encontrar también 39 libros reconocidos por la Unesco como Memoria del Mundo; los libros devueltos por Chile en 2007; los manuscritos y correspondencias de, por ejemplo, Ricardo Palma, Pedro Zulen y Nicolás de Piérola; los volúmenes y folletos de Félix Coronel Zegarra o las partituras originales del himno nacional compuesto por José Bernardo Alcedo. La digitalización parece haber llegado para cumplir, con creces, el sueño de San Martín: que la biblioteca sea para el uso de todas las personas que gusten concurrir a ella. Ahora, podríamos agregar, también a larga distancia.
La BNP custodia
—entre libros, textos, partituras, mapas, fotografías y otros— unos
siete millones de documentos en los locales de San Borja y el Centro de
Lima, ambos abiertos al público para la consulta e investigación, además
de otras actividades. La digitalización, como explica Gerardo Trillo,
responsable de la Dirección de Protección de las Colecciones de la BNP,
es parte de un proceso que responde a las nuevas necesidades que deben
atender las bibliotecas del mundo. “Digitalizar libros y documentos es
parte de la labor de preservación del patrimonio que debe cumplir la
biblioteca, y también es parte de la ampliación del servicio que se
brinda a los usuarios”, señala.
Es importante,
añade Trillo, no ver el proceso de digitalización como una isla o como
algo que se da tras la compra de un escáner. Para llegar, por ejemplo, a
tener a nuestro alcance la versión digital de un incunable como el Opus
pulcherrimuz chiromantie, fue preciso que el libro pasara primero por
un proceso de restauración.
El taller de
conservación, ubicado en el sótano del local de San Borja, fue —es— el
responsable de ello. En él trabajan bibliotecarios, historiadores y
conservadores del patrimonio que evalúan los daños que pueden tener los
documentos. Uno de los más comunes es el deterioro de las hojas
afectadas por la tinta usada en los documentos. Lo explica Martha
Salvatierra, jefa del equipo de conservación de la BNP: “Si por ejemplo
hablamos de manuscritos del siglo XVI, debemos tener en cuenta que
entonces se elaboraban tintas de distintas formas y que aquellas
compuestas por mucho óxido de hierro son las que más destruyen la
celulosa del papel con el paso del tiempo”.
En este caso
el trabajo de los restauradores consiste en estabilizar el material
corroído por las tintas a través de un proceso llamado laminado con
gelatina. La reparación no es absoluta, pues no existe aún una técnica
para ello, pero alarga la vida del documento.
Si el material
tiene hongos, el proceso es otro, pues se necesita lavar y desinfectar.
Si la página está muy dañada, se completa o repara con un papel tisú
especial o pulpa de papel japonés.

Chile
ha devuelto al Perú alrededor de 3.000 libros. Este es uno de ellos: en
él vemos el sello que certifica que este pertenece a la colección que
José de San Martín donó al Perú en 1821.
El siguiente
paso, si se requiere, es revisar su encuadernación para finalmente
colocar el ejemplar en una caja hecha a medida con cartón libre de
ácido, en el caso de libros y manuscritos, o cartulina libre de ácidos y
con reserva alcalina, para carpetas de grabados, mapas o manuscritos de
tamaño A3.
Antes de pasar
a la bóveda —donde se guarda en estantes resistentes al fuego y a una
temperatura regulada para la adecuada conservación del papel y para
disminuir los efectos de la humedad limeña—, pasa a la oficina
responsable de la digitalización en la que hay diez escáneres
planetarios —ubicados en forma de v para no dañar la encuadernación—,
cámaras de alta definición y luces especiales. Tras la necesaria
revisión y edición, el libro estará listo para ser revisado en la
comodidad de su laptop. O de su celular.
Guillermo
Vásquez, bibliotecario de orientación al usuario de la PUCP, dice sobre
el tema: “La digitalización del acervo histórico de una nación es un
proceso valioso y requiere una gran inversión, pues se trata de trabajar
bajo ciertos estándares de calidad que te permitan una adecuada
preservación electrónica. No estamos hablando de usar un escáner
cualquiera que haga un PDF, sino del manejo de material histórico y de
darle al usuario la plataforma adecuada para que pueda acceder a él”.
Esto es un punto importante. Por ejemplo: ¿qué pasaría si el Opus pulcherrimuz chiromantie,
en lugar de estar en el servidor de la BNP, estuviera guardado en un
disquete? La BNP debería tener salas acondicionadas para que el usuario
pueda introducir este disco y revisar el material.
A dos días de
la celebración del Día del Libro, y después de leer este artículo, ¿no
le da curiosidad ver el Opus pulcherrimuz chiromantie? Si es así, puede
descargar la app de la BNP. Pero, mientras tanto, también puede ir a la
galería de fotos de este artículo web, ver algunas de sus páginas y
dejarse sorprender.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Ciencias Sociales
UNESCO. Patrimonio mundial
Documentos del Perú en la Memoria del Mundo
TREINTA Y NUEVE INCUNABLES Y EL PROTOCOLO AMBULANTE DE LOS CONQUISTADORES HAN SIDO INCORPORADOS POR EL PROGRAMA IMPULSADO POR EL ENTE CULTURAL DE LA ONU
Jueves 1 de Diciembre del 2011
La ministra de Cultura, Susana Baca de la Colina, recibió de parte de Nilda Anglarill, representante de la Unesco, los certificados que acreditan la incorporación de estos valiosos escritos al patrimonio cultural mundial, en ceremonia realizada en el Museo de la Nación el último lunes.
El Protocolo Ambulante de los Conquistadores, conocido también como Libro Becerro (por la piel de animal que lo recubre), es el primer documento manuscrito del Perú y América del Sur que reúne 805 escritos notariales del siglo XVI (1532-1538), en el que se detallan acuerdos, contratos y todas las actividades de los españoles durante los primeros años de la colonización.
En el conjunto de incunables, de los siglos XVI y XVII, destacan “La doctrina christiana”, primer libro impreso en Sudamérica (1584), y “El tercero catecismo”, testimonio de la labor evangelizadora emprendida por los religiosos llegados de Europa. Asimismo, incluye notables vocabularios y textos en lenguas originarias como “El arte de la lengua aymara” por Ludovico Bertonio.
PROYECTO ESPECIAL
El programa Memoria del Mundo, impulsado por la Unesco desde 1992, es el compendio universal de la historia del hombre y apunta a recopilar el conocimiento, pensamiento y tradición de los pueblos para custodiarlos y difundirlos buscando, además, sensibilizar a las instituciones públicas y privadas sobre la importancia de conservar todo tipo de registro (escrito, oral, gráfico, etc.) para las futuras generaciones.
martes, 20 de septiembre de 2011
General
ALGUNOS EJEMPLARES, DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII, FUERON SUSTRAÍDOS HACE MÁS DE 20 AÑOS
Ya van siete libros devueltos a la Biblioteca Nacional
Los entregaron el jueves y viernes de la semana pasada de forma anónima. Invertirán más de S/.2 millones en equipos de seguridad
Por: Henry López Tafur
Martes 20 de Setiembre del 2011
Ayer, durante una ceremonia en la sala Santo Toribio del Museo Palacio Arzobispal, el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, entregó al director de la BNP, Ramón Mujica, los siete libros –los tres primeros fueron recuperados el pasado jueves– dejados en la parroquia El Sagrario, ubicada junto a la Catedral.
Se trata de un tomo empastado en cuero de cordero de R.P. Cornelii llamado “A Lapide Societate Jesé, commentarius in acta apostolorum, epistolas canonicas et Apocalypsin”, de 1732; “Qvestion moral. Si el chocolate quebranta el ayuno eclesiástico”, de 1636; “Relación de la vida de la V. Madre Sor María de Jesús”, de 1762; “Invasión de la idolatría”, de 1621; “De las tapadas”, de Antonio de León Pinelo, de 1641; “Opera Omnia”, de Virgilius Maroni, sin fecha de publicación; y “Vivir para contarla”, de Gabriel García Márquez, del 2002.
“Esta devolución de ciudadanos responsables anónimos es una bofetada a la corrupción y pone en evidencia que los peruanos de buena fe sí queremos que la biblioteca recupere su antiguo esplendor y prestigio”, dijo Mujica tras precisar que la mayoría de los libros recuperados fue robado hace más de 20 años.
El cardenal Cipriani expresó su satisfacción de que por intermedio del arzobispado se hayan podido recuperar estas obras. “Estamos muy contentos de colaborar en este esfuerzo de cuidar, proteger y promover la cultura del país”.
EQUIPOS DE SEGURIDAD
Mujica anunció que en los próximos días el Ministerio de Economía (MEF) transferirá a la BNP S/.5’700.000, que serán invertidos en equipar la sede de San Borja con computadoras, mobiliario y un moderno sistema de seguridad para proteger los libros.
William Castillo Valverde, director general de la Oficina de Desarrollo Técnico de la BNP, estimó que solo en equipos de seguridad, que consistirán en cámaras, monitores y computadoras, se invertiría 40% del mencionado monto.
Luego de la licitación respectiva, comenzará la implementación de estos equipos de seguridad y se estima que operarán en enero o febrero del próximo año.
En el 2011 el presupuesto anual de la biblioteca sumó S/.13 millones, sin contar la referida transferencia del MEF. Para el próximo año, crecería a unos S/.19 millones.
MÁS DATOS
Quienes posean libros sustraídos de la Biblioteca Nacional pueden entregarlos, en forma anónima, en la parroquia El Sagrario, al costado de la Catedral, gracias a un acuerdo entre la biblioteca y el Arzobispado de Lima.
La atención es de lunes a viernes desde las 3 p.m. hasta las 7 p.m. y los sábados desde las 10 a.m. hasta la 1 p.m.
La Biblioteca Nacional del Perú coordina con la Conferencia Episcopal para que los libros también puedan ser entregados en monasterios de Lima y del interior del país.
jueves, 24 de marzo de 2011
Curiosidades
mié mar 23 11:33
En la historia de libros raros hay uno que se lleva la palma. Está escrito en un lenguaje extraño, que cuenta con su propio alfabeto, y nada se sabe de su autor, del idioma en que está escrito, y por tanto, de su contenido. Se le conoce como Manuscrito Voynich, y esta semana hemos sabido un poquito más sobre su misterio.
Por Miguel Artime.
Sabemos que la extraña lengua en que está escrito no es una sucesión de signos elegidos al azar, pues cumple ciertas reglas elementales comunes a toda lengua real, como por ejemplo, que la longitud de las palabras más utilizadas sea más corta que la de las demás, lo que se conoce como ley de Zipf.
Desde hacía muchos años, se especulaba con que este extraño libro, poblado de ilustraciones que representan plantas no reconocibles, o mujeres tomando baños, podría ser obra de Roger Bacon, científico, filósofo y teólogo inglés del siglo XIII.
Otros expertos creían que, quien fuera el autor verdadero, podría haber decidido cifrar el texto para proteger su contenido, probablemente relacionado con la astrología o la alquimia. Esta era una costumbre que comenzó a realizarse en el siglo XVI.
Sin embargo, estudiosos del libro de la Universidad de Yale, lugar donde se guarda el manuscrito, han acabado con ambas sospechas al realizar una datación del libro empleando el método del carbono 14.
La datación pudo realizarse, dado que las hojas del libro no son de papel vegetal sino de papel vitela, un tipo de pergamino realizado con piel. El carbono 14 permitió a los autores del estudio establecer la fecha de elaboración del manuscrito en el siglo XV.
Además de eliminar de la quiniela a Bacon, a los esotéricos del siglo XVI, a otros supuestos autores del siglo XVII, la datación libera de culpa incluso a otro de los sospechosos habituales, el propio Voynich.
Este último personaje, especialista en libros antiguos que adquirió el manuscrito en 1912, era a menudo señalado como autor de una posible falsificación. Pero la datación ha demostrado que este fascinante libro no es un timo moderno.

Puede que jamás sepamos de qué trata el libro, ya que es probable que la "clave" para descifrarlo se haya perdido hace mucho tiempo, pero mientras soñamos con computadores cuánticos que puedan echar una mano a los expertos, al menos la datación ha servido para reducir la lista de sospechosos.
Fuera quien fuera su autor, los expertos hablan de él como "una mente muy interesante". Sin duda lo era, su rompecabezas ha sobrevivido a los avatares del tiempo, volviendo loco a todos los estudiosos que hasta hoy han posado su mirada sobre él.
Tomado de: http://es.noticias.yahoo.com/blogs/ciencia_cultura/el-manuscrito-voynich-desvela-uno-de-sus-secretos-p12617.html
viernes, 25 de febrero de 2011
jueves, 6 de mayo de 2010
General
El Peruano 6 de mayo del 2010
Lectura.
DictarÁn clases para saber los tesoros que puede haber en casa
Para mirar de otra manera tu biblioteca particular
CPL ofrecerá curso-taller para valorar y tasar los libros antiguos
Bibliotecas particulares pueden estar cotizadas en miles de dólares
José Vadillo Vila
jvadillo@editoraperu.com.pe
Usted puede tener una biblioteca cuyo valor ronde los miles de dólares y tal vez no lo sepa. Quizá heredó de algún abuelo viajero y bibliófilo, por ejemplo, estantes llenos de libros y en medio de esas ediciones llenas de polvo y moho que ya nadie lee y que quiere desaparecer de casa encuentre una primera edición, un incunable (impreso del siglo XV) o un post-incunable (de inicios del XVI), y no lo sabe. Juan Ortiz Benítez, de la librería editorial La Casa del Libro Viejo, explica que hay mucho desconocimiento entre los peruanos sobre los bienes patrimoniales que se puede tener en la biblioteca de la casa. “Muchos no saben que el primer libro de América se imprimió en el Perú (en 1584, en la imprenta del italiano Antonio Ricardo), que tenemos muchos volúmenes impresos aquí desde el Virreinato y que a Lima llegaron viajeros e intelectuales, trayendo libros incunables y post-incunables, ejemplares únicos, que están en casas particulares sin que sus dueños lo sepan”.
Tesoros en casa
Pero no sólo se trata de libros antiguos, resalta el especialista. En las casas de subastas latinoamericanas, los ejemplares de la primera edición de Cien años de soledad (1967), del colombiano Gabriel García Márquez se cotizan entre los tres mil y cuatro mil dólares, aunque la calidad del papel de la primera edición es mala. En Lima, como advierte el librero, hay muchos ejemplares de esa edición.
Sucede algo similar con las primeras ediciones de Vargas Llosa, que están en un precio de 300 a 500 dólares, con una tendencia al alza. “Esta es parte de la característica del mercado, hay muchas personas con dinero en América Latina que invierten en estos ejemplares”.
Y no se sienta mal si su biblioteca sólo tiene libros contemporáneos. Ortiz explica que estos ejemplares, cuando ya pasan a ser descatalogados, tienden a valorarse. Los ejemplares de la primera edición de Harry Potter y la piedra filosofal, de 1997, se llegan a tasar en subasta hasta en 55 mil dólares. “Son primeras ediciones y tienden a subir, lo que se necesita es saber el procedimiento”, explica.
Por esta razón, la próxima semana se realizará el Primer Curso Taller de Valoración y Tasación del Libro Antiguo, Usado y Contemporáneo, que dictará Ortiz en la Cámara Peruana del Libro (CPL). El editor, quien se ha capacitado con especialistas, comenta que estos talleres se realizan en Europa, y en América Latina sólo se ha realizado en Argentina y México.
“La idea es preparar a quienes tienen o comercian con los libros (libreros, editores, coleccionistas y público interesado) para ir organizando a los libreros, ya que no contamos como en otros países con un gremio del libro antiguo ni un salón de libros antiguos, y también orientar al público que cuente con una biblioteca a saber los valores reales de sus libros”, refiere.
Ortiz Benítez explica que valorar y tasar los libros es básico para los bibliófilos, porque también pueden ser objeto de engaños. “En el Perú urge formar especialistas en valorar libros, como sí sucede con las obras pictóricas, que tienen autentificadores y especialista en su tasación”, sostiene.
Lectura.
DictarÁn clases para saber los tesoros que puede haber en casa
Para mirar de otra manera tu biblioteca particular
CPL ofrecerá curso-taller para valorar y tasar los libros antiguos
Bibliotecas particulares pueden estar cotizadas en miles de dólares
José Vadillo Vila
jvadillo@editoraperu.com.pe
Usted puede tener una biblioteca cuyo valor ronde los miles de dólares y tal vez no lo sepa. Quizá heredó de algún abuelo viajero y bibliófilo, por ejemplo, estantes llenos de libros y en medio de esas ediciones llenas de polvo y moho que ya nadie lee y que quiere desaparecer de casa encuentre una primera edición, un incunable (impreso del siglo XV) o un post-incunable (de inicios del XVI), y no lo sabe. Juan Ortiz Benítez, de la librería editorial La Casa del Libro Viejo, explica que hay mucho desconocimiento entre los peruanos sobre los bienes patrimoniales que se puede tener en la biblioteca de la casa. “Muchos no saben que el primer libro de América se imprimió en el Perú (en 1584, en la imprenta del italiano Antonio Ricardo), que tenemos muchos volúmenes impresos aquí desde el Virreinato y que a Lima llegaron viajeros e intelectuales, trayendo libros incunables y post-incunables, ejemplares únicos, que están en casas particulares sin que sus dueños lo sepan”.
Tesoros en casa
Pero no sólo se trata de libros antiguos, resalta el especialista. En las casas de subastas latinoamericanas, los ejemplares de la primera edición de Cien años de soledad (1967), del colombiano Gabriel García Márquez se cotizan entre los tres mil y cuatro mil dólares, aunque la calidad del papel de la primera edición es mala. En Lima, como advierte el librero, hay muchos ejemplares de esa edición.
Sucede algo similar con las primeras ediciones de Vargas Llosa, que están en un precio de 300 a 500 dólares, con una tendencia al alza. “Esta es parte de la característica del mercado, hay muchas personas con dinero en América Latina que invierten en estos ejemplares”.
Y no se sienta mal si su biblioteca sólo tiene libros contemporáneos. Ortiz explica que estos ejemplares, cuando ya pasan a ser descatalogados, tienden a valorarse. Los ejemplares de la primera edición de Harry Potter y la piedra filosofal, de 1997, se llegan a tasar en subasta hasta en 55 mil dólares. “Son primeras ediciones y tienden a subir, lo que se necesita es saber el procedimiento”, explica.
Por esta razón, la próxima semana se realizará el Primer Curso Taller de Valoración y Tasación del Libro Antiguo, Usado y Contemporáneo, que dictará Ortiz en la Cámara Peruana del Libro (CPL). El editor, quien se ha capacitado con especialistas, comenta que estos talleres se realizan en Europa, y en América Latina sólo se ha realizado en Argentina y México.
“La idea es preparar a quienes tienen o comercian con los libros (libreros, editores, coleccionistas y público interesado) para ir organizando a los libreros, ya que no contamos como en otros países con un gremio del libro antiguo ni un salón de libros antiguos, y también orientar al público que cuente con una biblioteca a saber los valores reales de sus libros”, refiere.
Ortiz Benítez explica que valorar y tasar los libros es básico para los bibliófilos, porque también pueden ser objeto de engaños. “En el Perú urge formar especialistas en valorar libros, como sí sucede con las obras pictóricas, que tienen autentificadores y especialista en su tasación”, sostiene.
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