martes, 20 de octubre de 2009

El Comercio 20 de octubre del 2009

PUNTO DE VISTA
Legado del premio Nobel de Economía
Por: José Gallardo*
Una de las contribuciones de Oliver Williamson —premio Nobel de Economía 2009 con Elinor Ostrom— ha sido la creación de la teoría de los costos de transacción, según la cual las personas se caracterizan por su racionalidad limitada y oportunismo. En un mundo de contratos incompletos, estas cualidades pueden generar costos de transacción, pues los agentes deben protegerse de sus efectos.
La manera en que esto ocurre es a través de la organización económica. Cuando los costos de transacción son inexistentes, los agentes económicos realizan transacciones eficientemente a través del mercado. Cuando estos costos son muy importantes, debido por ejemplo a que inversiones específicas quedarían expuestas a la conducta oportunista de otros agentes o a eventos no anticipables, entonces la organización económica eficiente es la jerarquía; es decir, las transacciones tienen que darse en una empresa y no fuera de ella. En casos en los que esos costos no son tan severos, las instituciones híbridas, como los contratos de largo plazo, son la organización eficiente.
Las implicancias de estos desarrollos han sido múltiples. Dos ejemplos han sido su aplicación en la teoría de la empresa, en la que se entendió por qué hay compañías grandes y pequeñas, y en la teoría de la organización industrial, en la que se entendió que la alta concentración industrial no necesariamente es negativa, lo que cambió de forma decisiva el enfoque de competencia prevaleciente.
Sin embargo, los aportes más importantes de Williamson para una economía como la peruana han sido la implementación de reformas estructurales y la regulación de las industrias de redes. En primer lugar, sus críticas a la propuesta de Demsetz, de usar subastas de menor precio, permitieron entender que situaciones competitivas ex ante se convierten en bilaterales ex post y que por tanto es mejor contar con un ente regulador especializado que permita una mejor adaptación de una industria a los “shocks” de costo o demanda, que dejarla sin regular.
En segundo lugar, en una economía institucionalmente frágil, con poca credibilidad y una historia de expropiación, la reforma estructural debió implementarse con un diseño institucional a lo Williamson, que resolviera los problemas de costos de transacción generados por el oportunismo de los gobiernos y la enorme incertidumbre de la economía misma. En el Perú esto consistió en la creación de mecanismos especiales, como los contratos ley (Telecom), de legislación específica (electricidad) u entes reguladores autónomos con personal altamente calificado, la provisión de mecanismos de solución de disputas, etc.[*] Coordinador Maestría Economía PUCP

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