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viernes, 24 de mayo de 2019

Tecnología





Huawei: conoce por dentro la fábrica china de los celulares de la polémica en EE.UU.

Hace cuatro décadas el gobierno chino inició la frenética apertura de su economía en una antigua villa de pescadores llamada Shenzhen. Hoy en día es considerada la Sillicon Valley de Asia y es ‘fábrica’ de miles de empresas de innovación y tecnología. Huawei es su hija predilecta.

Huawei, la compañía a la que Estados Unidos ha puesto un ultimátum (y una tregua de tres meses) por sospechas de filtraciones de seguridad, fue fundada en 1988 con US $3.500. El ex militar Ren Zhengfei –CEO de Huawei, un hombre reservado que ha pasado los últimos años desmintiendo rumores sobre una supuesta recolección de información sensible- escogió una antigua villa de pescadores donde el presidente Deng Xiaoping instauró la llamada Zona económica especial: Shenzhen, en la frontera con Hong Kong. “Shenzhen fue separada como parte de este plan para convertirla en una ciudad del futuro. Tres aspectos la definen: comercio, innovación y tecnología”, explica Patricia Castro, sinóloga peruana afincada en China. Cuatro décadas después en Shenzhen viven unos 12.5 millones de personas, la mitad de ellas cantonesas. La otra mitad está conformada por ciudadanos de otras regiones de China y también del extranjero atraídos por la bonanza de esta tierra de emprendedores.
Una burguesía galopante se percibe en sus calles, centros comerciales y en su corazón financiero: todos los chinos sueñan con irse a Shenzhen. Aunque no todos podrán pagarse un departamento propio. Se dice que en esta ciudad con medio centenar de rascacielos y otro medio centenar en construcción se levanta un piso cada tres días. El metro cuadrado en esta ciudad alcanza los 7 mil dólares. “Aquí todo es más rápido”, comenta un guía de turismo. “La gente, camina, maneja, construye, habla, todo más rápido que en el norte. El lema en Shenzhen es: el tiempo es dinero”. Hay ocho líneas de metro y se están construyendo 18 más en tres jornadas de ocho horas.
“Shenzhen no es un ejemplo aislado. Además de ser el tercer puerto más importante del mundo, después de Shanghái y Singapur, es parte del circuito económico de Macau, Hong Kong y Zhuhai, al sur de China”, nos explica Michael Zárate, periodista peruano radicado hace seis años en Beijing. Shenzhen es, a pequeña escala, lo que China ya ha emprendido a nivel global. Prueba de ello es el megaproyecto de infraestructura conocido como ‘Un cinturón, una carretera’, una especie de nueva ruta de la seda del siglo XXI con el que busca tender redes terrestres y marítimas a través de Asia y Europa. Se proyecta una inversión de 8 billones de dólares y la participación de al menos 68 países.
“Shenzhen no es todo China. Puedes encontrar también ciudades, especialmente del oeste, muy pobres, rurales. Ahí vez un gran contraste. Definitivamente siempre nos muestra lo mejor”, continúa Castro.

ALTA TECNOLOGÍA
Sin el surgimiento de Shenzhen, en 1978, como experimento económico del país más poblado del planeta, no habría sido posible la aparición de Huawei, que actualmente conecta a un tercio de la población mundial. Sus productos están disponibles en más de 170 países, emplea a 180 mil personas en todo el mundo y factura Us$92 billones.
Cerca de Shenzhen, en la zona de desarrollo de la industria de alta tecnología del lago Songshan, ciudad de Dongguan, provincia de Guangdong, se encuentran las instalaciones donde se fabrican sus nuevas series de teléfonos. La producción se organiza en líneas de veinte ingenieros que intercalan sus labores con robots y máquinas automáticas que realizan desde el montaje, prueba final y embalaje de los equipos. Veinte mil trabajadores -29 años es la edad promedio- hacen turnos de ocho horas con descansos de diez minutos cada dos horas, además de una hora y media para almorzar y echar una siesta sobre los teclados. Excéntrica y sana costumbre en toda china.
En setiembre del 2018, la fabricante china de teléfonos inteligentes superó en ventas por primera vez a Apple (54, 2 millones de unidades vendidas frente a 41,3) y le pisaba los circuitos a Samsung (71,5 millones). Estaba experimentando con tercera dimensión, mientras apostaba por un diseño de teléfono plegable. “Este aportará valor a los usuarios porque tendrá pantallas más grandes en menos espacio. Creo que ese es el futuro”, según el Dr. Wang, presidente del departamento de ingeniería de software de Huawei.
Desde hace un año, las entidades gubernamentales de Estados Unidos tienen prohibido usar dispositivos de la marca china, cuando empezó a tensarse aún más la relación entre ese país y Donald Trump.

Ciencias Sociales




Tres Ideas Que Cambian Las Ciudades by Biblioteca Carmelitas-Secundaria on Scribd

martes, 12 de abril de 2016

Historia, geografía y economía




El proceso antisubversivo, por Rafael Belaunde

Es falso que las ejecuciones extrajudiciales del grupo Colina y los abusos de los jueces sin rostro fueron determinantes.


El proceso antisubversivo, por Rafael Belaunde
Ilustración: Víctor Aguilar.
Gordon McCormick, analista de la Corporación Rand, de quien recojo varias observaciones, sostuvo en 1992 que para Sendero Luminoso (SL) la subversión urbana no era prioritaria durante sus años iniciales. Su intención entonces era dominar el ámbito rural para, desde allí, impulsar la paulatina asfixia de los grandes centros urbanos.
Las acciones violentistas que perpetraban en las urbes tenían como propósito generar zozobra, no consolidar bases de apoyo popular. Recién a partir de 1985, SL comenzó a crearlas y extendió su teatro de operaciones para incluir los grandes centros urbanos como altares de destrucción y muerte. No obstante, a pesar de haber causado daños enormes, el esfuerzo senderista no logró en las ciudades derramar tanta sangre como en el campo.
Varios son los obstáculos que los grupos terroristas enfrentan en el ámbito urbano. A diferencia del rural, en el que el forastero es un extraño del que debe recelarse, en el entorno urbano se interactúa cotidianamente con extraños. Por ello, la infiltración contrasubversiva en la ciudad es menos complicada que en áreas remotas. Otro flanco débil para la subversión es la vocación individualista de la población migrante, a la que pretendía enrolar. El migrante huye del entorno gregario que lo asfixia, ansiando cuotas de individualismo reñidas con visiones colectivistas.
Para la subversión, las ciudades siempre fueron objetivos difíciles. Los ejemplos de los Tupamaros en Uruguay, las Brigadas Rojas en Italia y el Baader-Meinhof en Alemania así lo demuestran.
Finalmente, el proceso subversivo en el Perú se vio afortunadamente afectado por el colapso de los regímenes comunistas ocurrido a fines de la década de 1980. La fatiga de los modelos totalitarios demostró su precariedad doctrinaria e implicó la desaparición del financiamiento internacional a la subversión.
En respuesta a la irrupción urbana del terrorismo, a fines de la década de 1980 el ministro del Interior, Agustín Mantilla, creó el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), organismo policial orientado a investigar a la dirigencia senderista, para entonces ya concentrada en Lima. La metodología de capturar para luego investigar, aplicada por los militares en el campo, fue sustituida por una metodología policíaca citadina: investigar para luego capturar.
El 1 de junio de 1990, el GEIN intervino, entre otras, una vivienda ubicada en Monterrico que resultó ser alojamiento esporádico de Abimael Guzmán y en la que se capturaron miles de documentos internos de la organización terrorista. A partir de esos documentos se pudo identificar a muchos miembros de la cúpula senderista e iniciarles seguimiento. Tal como explicó a la prensa el entonces mayor de la policía, Marco Miyashiro, en aquella oportunidad Guzmán se les escapó por un pelo. Año y medio más tarde caería el líder senderista.
Se ha insinuado que las rondas campesinas fueron el factor determinante del colapso de SL, porque lo obligaron a volcar sus actividades al terreno urbano. Que estas desestabilizaron a SL, no cabe duda: la matanza de Lucanamarca, en 1983, fue una reacción desesperada de SL orientada a desincentivarlas.
No cabe duda, tampoco, que sin el permanente acoso a SL por parte de las Fuerzas Armadas, su derrota hubiera sido imposible. Incluso las normas legales promulgadas por el régimen fujimorista al amparo de las facultades delegadas por el Congreso, antes del golpe de abril de 1992, deben haber contribuido.
En todo caso, es la conjunción de varias medidas adoptadas en distintos momentos, así como las demás circunstancias anotadas, las que coadyuvaron a la derrota de SL. Sin ese concierto de factores y circunstancias, el GEIN solo tampoco hubiera podido asestar el golpe definitivo.
Es pues falso que las ejecuciones extrajudiciales perpetradas por el grupo Colina y los abusos de los jueces sin rostro fueron nucleares y determinantes en la derrota a SL –como postulan los abiertos o soterrados defensores de los abusos estatales–. Quienes, inmunes a los escrúpulos, pusieron en práctica ilegalidades contribuyeron a desprestigiar moralmente al Estado. Así, con sus desmanes, quienes pretendieron arrogarse la exclusividad del éxito en la lucha antisubversiva con el innoble propósito de aprovecharlo políticamente terminaron desdibujándolo.



martes, 20 de agosto de 2013

Las ciudades del futuro


martes 20 de agosto del 2013 09:18

Así serán las ciudades inteligentes del futuro...

¿Le gustaría vivir en una ciudad con la que pueda interactuar, que responda a sus necesidades? Este tipo de ciudades ya están siendo construidas

Las ciudades inteligentes necesitarán redes inteligentes en las que todo esté conectado.

El muro de iPads es una opción más económica que la sala de control de Río.

Las ciudades inteligentes necesitarán redes inteligentes en las que todo esté conectado.
¿Qué le parecería vivir en una ciudad con la que pueda interactuar? Una ciudad que actúe más como un organismo vivo, una ciudad que responda a sus necesidades…
Alrededor del mundo este tipo de ciudades ya están siendo construidas, desde Masdar en Abu Dhabi hasta Songdo en Corea del Sur.
Ahora bien, la ciudad más cerca de usted podría estar a la espera de una renovación extrema.
En el futuro, todo lo que hay en una ciudad, desde la red eléctrica pasando por las tuberías de alcantarillado y hasta las calles, edificios y automóviles estarán conectados a una red.
Habrá edificios que le apagarán la luz, carros que se manejen solos encontrarán ese tan anhelado espacio de parqueo. Hasta los basureros serán inteligentes.
Pero, ¿cómo nos preparamos para este futuro inteligente? ¿Quién hará un monitoreo y controlará los sensores que paulatinamente estarán más presentes en cada edificio, poste de luz y tubería? ¿Es ese el futuro que queremos?
Muchas corporaciones que se dedican a la tecnología como IBM, Siemens, Microsoft, Intel y Cisco actualmente tienen una enorme actividad comercializando software para resolver gran cantidad de problemas de las ciudades, desde escapes de agua hasta contaminación del aire y congestión vial.
En Singapur, Estocolmo y California IBM está recolectando información del tráfico y probándola a través de algoritmos para predecir dónde ocurrirá un embotellamiento una hora antes de que suceda.
Mientras tanto, Río de Janeiro cuenta con un centro de control al estilo de la NASA donde múltiples pantallas absorben la información generada por sensores y cámaras ubicados alrededor de la ciudad.
En total, IBM tiene alrededor de 2.500 proyectos alrededor del mundo e, incluso, ha registrado la marca “ciudades más inteligentes” (*Smarter Cities*).
En un reciente evento sobre ciudades inteligentes de IBM, uno de sus ingenieros bromeó diciendo que la compañía “tiende a mirar a las tuberías y después viene la gente y destruye todos nuestros preciosos sistemas optimizados”.
Ese comentario resume el sentimiento que algunos tienen sobre el enfoque corporativo del manejo de la ciudad.
“Algunos quieren afinar el funcionamiento de una ciudad como se hace con un auto de carreras, pero, en el proceso, dejan afuera a los ciudadanos”, dice Anthony Townsend, director del Instituto del Futuro y autor del libro Smart Cities: Big Data, Civic Hackers and Quest for a New Utopia.
IBM sostiene que sí involucra a los ciudadanos en sus proyectos de ciudades inteligentes.
En Dublín ha trabajado con el ayuntamiento para hacer disponibles una gran cantidad de datos que ha llevado a crear pequeñas e ingeniosas aplicaciones como ParkYa, que usa la información del tráfico para ayudarle a la gente a encontrar los mejores espacios de parqueo en la ciudad.
Y en la ciudad estadounidense de Dubuque) en Iowa, donde esta misma empresa está desarrollando medidores de agua inteligentes, ha puesto información a disposición de los ciudadanos a través de un portal de la comunidad, de manera que individuos puedan ver su uso de agua y hasta compararlo con el de sus vecinos.
Pero hay una sensación de que para esta firma las ciudades son un problema esperando por ser resuelto.
“Necesitamos construir ciudades que se adapten a las necesidades de sus ciudadanos pero antes no era posible porque no había información suficiente”, explica la doctora Lisa Amini, directora de IBM Research.
Amini hace una comparación entre los patrimonios de las ciudades, como el alumbrado eléctrico, los semáforos y las tuberías de agua, y los patrimonios de las grandes corporaciones, para los cuales los sistemas de IBM fueron originalmente diseñados.
Townsend no está convencido de que la tecnología se puede transferir tan fácilmente.
“El Gobierno no toma decisiones como lo hacen las empresas. Los ciudadanos no son consumidores”, dice.
China está ocupada construyendo decenas de nuevas ciudades y está empezando a adoptar enormes salas de control como la que IBM ha creado en Río.
Esto es algo que para Townsend es preocupante.
“La sala de control en Río fue creada por un alcalde progresista, pero ¿qué pasa si llegan los chicos malos? ¿Estamos creando capacidades que pueden llegar a ser mal usadas?”, se pregunta.
RED CIUDADANA
Hay otro capítulo en la historia de las ciudades inteligentes. Uno que está siendo escrito por los ciudadanos, quienes están usando las aplicaciones, sensores caseros, teléfonos inteligentes e internet para dar respuesta a los problemas que son importantes para ellos.
En Nueva York, por ejemplo, cada vez que hay fuertes lluvias en la ciudad, las aguas negras se desbordan y llegan al puerto a un ritmo de más de 96 mil millones de litros cada año.
Pero el uso de un procesador Arduino, un sensor que mide los niveles de agua en las tuberías de aguas negras y una aplicación para teléfonos inteligentes llamada Don’t Flush me (“no me tires de la cadena”), te avisa si es seguro “bajar la cadena” sin que esos residuos sigan contaminando.
Otro ejemplo es Egg (huevo), una red de sensores en la que la comunidad es la principal protagonista, que alerta sobre un problema a menudo oculto en nuestras ciudades.
Investigadores estiman que dos millones de personas mueren cada año como resultado de la contaminación del aire y, a medida que las ciudades se vuelven más superpobladas, es probable que el problema empeore.
Egg recopila datos sobre la calidad del aire mediante la venta de un sensor barato que la gente pone fuera de sus hogares y que recoge las lecturas de los gases de efecto invernadero, el óxido de nitrógeno (NO2) y el monóxido de carbono (CO).
Los datos se envían a internet, donde se integran en un mapa para mostrar los niveles de contaminación en todo el mundo.
Conseguir que los ciudadanos participen en el proceso de mejora de las ciudades es crucial, piensa Andrew Hudson-Smith, director del Centro de Análisis Espacial Avanzado del University College de Londres.
Él y su equipo han creado un panel de control de la ciudad para hacer de Londres más inteligente.
Como el centro de control de Río de Janeiro, este tablero de instrumentos recopila datos como los niveles de contaminación, el clima y el nivel del agua en el río.
Pero también ve algunas cosas que Río no controla, como lo que es tendencia en Twitter y lo “feliz” que es la ciudad.
Una versión de este panel de control está conectado en una pared de iPads en la oficina del alcalde de Londres, Boris Johnson.
Pero lo más importante, también hay una versión disponible en la web.
“El público tiene la misma información que los políticos y eso tiene el potencial de ser muy poderoso”, dice.
“Muchas de las grandes empresas están mirando el modelo de sala de control, pero ahora cuestionan esa idea”.
“¿Por qué encerrar toda esta tecnología en una habitación cuando se puede poner en las manos de todo el mundo?”, se pregunta Hudson-Smith.
SERVICIOS BAJO PRESIÓN
No hay duda de que las ciudades se tienen que volver más inteligentes.
Para el año 2050 se estima que el 75% de la población mundial vivirá en zonas urbanas, algo que pondrá presión sobre la red de transporte, los servicios de emergencia y los servicios públicos que ya están llegando a sus límites de capacidad.
En la actualidad los proyectos para ciudades más inteligentes son a muy pequeña escala: la creación de centros tecnológicos o zonas verdes, experimentos con redes eléctricas inteligentes o la introducción de autobuses eléctricos o sistemas de bicicletas compartidas.
“Se habla un montón sobre ciudades inteligentes, pero no existe ninguna tecnología por ahí que en realidad esté cambiando la vida de las personas”, dice Hudson-Smith.
“También piensa que estamos en un punto de inflexión y en cinco años, predice, “las cosas van a ser muy inteligentes””, agrega.
En ese entonces la infraestructura de datos de nuestras ciudades va a ser tan importante como lo son ahora el metro o las carreteras.
Si estos datos deben controlados por grandes empresas o por los mismos ciudadanos aún no está claro. Pero vale la pena recordar las palabras de Dan Hill, director ejecutivo de la firma de investigación Fabrica, sobre para qué fueron diseñadas originalmente las ciudades.
“Nosotros no contruimos ciudades para que sean eficientes. Las hicimos para la cultura, el comercio y la comunidad, elementos que son todos muy ineficientes”.
“En la prisa por hacer que se desempeñen mejor, podríamos estar perdiendo su mayor activo”, reflexiona.
“Porque al final, serán ciudadados inteligentes quienes puedan crear verdaderas ciudades inteligentes”.

lunes, 24 de octubre de 2011

Ciencias, Ciencias Sociales





Hace falta plan integral para manejar áreas verdes

viernes, 24 de septiembre de 2010

Ciencias







TECNOLOGÍA. DISEÑANDO EL FUTURO

La ciudad inteligente está más cerca de lo pensado
Proyectan dar primeros pasos en el transporte y los nuevos edificios
Por: Bruno Ortiz Bisso Enviado Especial


Viernes 24 de Setiembre del 2010

ARMONK, NUEVA YORK. En medio de un bosque donde el otoño se empieza a notar queda la International Business Machine (IBM). A un año de cumplir 100 años, esta empresa convocó a representantes de la prensa sudamericana –entre ellos a El Comercio– para detallar su visión de futuro de lo que llaman “Un planeta más inteligente” (Smarter Planet).

Sin embargo, este concepto está cada vez más cerca, pues varios pilotos sobre la organización de las ciudades ya están en marcha.

NO SOLO CEMENTO
“Nuestro mundo se está volviendo más interconectado. Por ello es necesario recoger información en tiempo real y compararla con la información histórica. Con esta base se pueden crear propuestas inteligentes que mejoren la manera en que vivimos”, explica Florence Hudson, vicepresidenta de Energía y Ambiente de IBM.

Comentó que un edificio inteligente debe ser aquel que puede se manejado de manera integral. De ejemplo puso algunas construcciones, como un hotel cinco estrellas en Shangái, en donde se ahorra 50% de energía.

FALTA DE DECISIÓN


¿Pero si se puede construir un edificio inteligente, se puede hacer una ciudad inteligente? Sí. Pero falta decisión política. Así lo entiende Colin Harrison, director de Estrategia de Gobierno de IBM. “Los gobiernos locales siempre están abiertos a comprar tecnología, como computadoras. Sin embargo, nunca hacen nada por conectarlas entre sí. La integración de la operación es lo que falta para que una ciudad sea inteligente”, explica. Dentro de ese modelo –dice– cualquiera podría contar con un aparato que le permita elegir la mejor ruta para evitar el tráfico.

Y en proyectos como ese trabaja IBM en ciudades de China, Vietnam y Singapur. “Gracias a complejos modelos matemáticos se pueden diseñar herramientas como el IBM Traffic Predictive Tool, que permiten conocer cuáles son las vías libres”, detalla Laura Wynter, del Laboratorio Watson de Investigación de IBM.

Reseña que en países como Vietnam, donde no había información, tuvieron que llegar a acuerdos con los proveedores de telefonía celular para utilizar la triangulación de las antenas y levantar los mapas de vías libres a partir de la información de los usuarios de celulares.

Según los expertos de IBM, pronto empezarán esos pilotos en nuestra región. ¿Los veremos en el Perú? En Los Olivos ya hay un plan piloto para convertir el distrito en “inteligente”.

sábado, 21 de agosto de 2010

Ciencias Sociales








CIUDADES PARA LA GENTE
¿Y... dónde está el candidato?
Por: Martha Meier M Q
Sábado 21 de Agosto del 2010

Según cálculos de los expertos hacia el 2030 –ahorita nomás, en apenas veinte años–, el 60% de la población mundial vivirá en las ciudades. Es decir que cerca de cinco mil millones de personas (la misma cantidad de gente que poblaba el planeta en 1987) habitarán en gigantescas y monstruosas urbes, que obviamente serán bastante más inmensas y horríficas. Si alguien andaba con el ceño fruncido quejándose de lo apretujados que andamos y refunfuñando por la congestión vehicular, espere un poquito: el infierno está a la vuelta de la esquina. Lima, en la tercera década del siglo XXI, irá de Huacho a Cañete y tendrá una población cercana a los 14 millones. Los aspirantes al sillón municipal parecen no tener idea de todo esto. Hasta ahora –fuera de transparencia, decencia, eficiencia, democracia y otras abstracciones– no se ha escuchado un plan técnico con visión de futuro para la capital del Perú. Ya no estamos para elegir a ‘parchadores’ de un modelo con apoplejía, desbordado y prácticamente colapsado, tampoco para cálculos políticos y partidarios. Se requiere una transformación masiva y sostenible de la ciudad, tanto en el uso de los recursos naturales, agrícolas y energías renovables, como en el replanteamiento de los sistemas de transporte por una red no contaminante y eficiente.

El arquitecto Vladimir Arana Iza alerta que de “continuar haciendo lo que estamos haciendo” corremos el peligro de “celebrar los 200 años de independencia del Perú con una ciudad camino a la pauperización, calcutizada y con una degradación irreversible”. Dicho esto, preocupémonos doblemente por las actuales propuestas electorales enfocadas en la inmediatez y en los muy marketeros temas de salud, ordenamiento del transporte, seguridad y saneamiento (vale recordar que tenemos ministerios cuya tarea es velar por tales asuntos, más allá de cualquier ley de descentralización). El próximo alcalde –alcaldesa, si nos guiamos por las encuestas al día– debería articular equipos multidisciplinarios, interministeriales y con participación del sector privado para atacar esa problemática puntual. Pero Lima necesita mucho más.

Si a lo largo de la historia la realidad geográfica ha modelado las instituciones y las relaciones humanas, es fácil imaginar cómo la realidad urbanística de Lima impacta sobre nuestras vidas. Lo padecemos y lo vemos, nuestra sociedad es tan desordenada como el trazo de esta ciudad crecida sin planificación ni visión de futuro. Una ciudad que ha dado prioridad a los automóviles frente a las personas. Muchas casonas se han tirado abajo para ensanchar pistas y ninguna para crear un parque.

“El estilo de vida puede ser completamente diferente en función de cómo se haya diseñado la comunidad”, sostiene Walter Hook, director del Instituto de Transporte y Política de Desarrollo (ITDP) de Estados Unidos, quien impulsa la exposición “Our Cities, Ourselves” (“Nuestras ciudades, nosotros mismos”), en el Centro de Arquitectura de Nueva York.

Y es que las más potentes herramientas de transformación de la ciudad y con ello de la sociedad están en la arquitectura y la planificación urbana, con un enfoque medioambiental.

Si algo debieran ofrecer los candidatos es que dejaran sentadas las bases para la nueva Lima y las necesidades de recursos vitales para la subsistencia de su creciente población: agua, alimentos, servicios ambientales. Pero nada de eso hay. Queda claro que los próximos cuatro años tendremos más de lo mismo, así es que después no vale quejarse. Avisados estamos, los candidatos y candidatas a Lima están –en opinión de esta columnista– en nada.