FILOSOFEMAS
El mensaje de Jesucristo
Por: Francisco Miró Quesada *
Recordemos algunos pasajes de los Evangelios. Por ejemplo, un joven rico, al escucharlo predicar, decide seguirlo al lado de sus discípulos. Y cuando Cristo lo escucha, le dice: “Vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y luego sígueme”. El joven, apenadísimo, siente que no puede hacer lo que el Maestro le dice, y renuncia a su deseo. Cristo ha dicho: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al Reino de Dios”. ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestra fortuna, sea grande o pequeña, para poder entrar al Reino de los Cielos? Solo muy pocos, hombres o mujeres, pueden renunciar a sus riquezas para seguir al Maestro: estos son los santos y santas, que son una excepción respecto de sus semejantes. Hay algunas personas a las que se tiene por santos, o canonizables, que, en mi modesta opinión, no lo merecen. Pero hay otros que lo merecen, como el papa Juan Pablo II, porque es un Papa que pidió perdón a todos lo que habían sido perseguidos o humillados por la Iglesia.
Como veremos a continuación, el perdón es uno de los puntos centrales predicados por Cristo. Porque Él dice: “A quien te abofetee la mejilla derecha, ofrécele también la otra” (Mt 5, 39). La humildad es también uno de los puntos centrales de su prédica. El orgullo es uno de los peores pecados, todo hombre orgulloso será humillado. El humilde será ensalzado. Venturosos los perseguidos, porque de ellos será el Reino de los Cielos, bienaventurados, los pobres de espíritu, porque ellos entrarán al Reino de Dios.
También dirige su palabra contra los que constantemente critican a los demás. “Ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio”. ¿Qué debe hacer un creyente para acercarse lo más posible a la prédica de Cristo? Si es sincero consigo mismo, y no un hipócrita que quiere dar la impresión de ser profundamente creyente, cuando en realidad no cree en nada, lo que debe hacer quien sí es creyente verdadero es tratar de aproximarse a lo que predica Cristo, en la medida de sus posibilidades. No puede renunciar a su peculio, porque no es santo, pero sí, no tratar de acumular más fortuna de la que tiene. Quien hace eso es lo opuesto de un cristiano. Otro rasgo característico del cristiano es la generosidad. Ayudar en todo lo que pueda a los demás. Y cuando dé limosna, no dar unos pocos centavos, sino algo que pueda aliviar al menesteroso en su penuria.
Solo un verdadero santo es capaz de poner la otra mejilla cuando ha recibido una bofetada. Pero, haciendo un esfuerzo, puede no responder con otra bofetada. Otra cosa que puede hacer quien quiera ser cristiano es no ser una de esas personas que constantemente están criticando a los demás. Hay personas que nunca ven con buenos ojos a los otros. Por más méritos que tengan jamás lo reconocen, y solo ven los defectos. Esto es absolutamente anticristiano. Si el mundo que se proclama cristiano siguiera lo más cerca la prédica de Cristo, sería mucho mejor de lo que es hoy. Si hubiera más humildad, menos envidia, menos deseos de acrecentar constantemente su fortuna, el mundo sería más humano.
Pero sea como sea, sin la menor duda, el mensaje de Cristo es lo más grandioso de la historia de la humanidad.
[*] Director General
No hay comentarios:
Publicar un comentario